es verdad y lo que no, pretenden imponer su voluntad
sobre la decisión democrática de los ciudadanos a sa-
biendas de ser injustos, pretenden afirmar que lo que
ellos dicen es la voluntad de Dios solo porque se lla-
men iglesia. Pero la verdad no es lo que parece sino
lo que es, no es el traje de cardenal lo que hace a un
hombre justo sino su voluntad. Esas organizaciones
saben que les queda poco tiempo pues cuando el hom-
bre comprenda que no las necesita para comunicarse
con Dios estas desaparecerán, porque nadie tiene de-
recho a autoproclamarse representante de Dios,
puesto que eso es una blasfemia al equipararse con él,
y el papa de la iglesia católica lo hizo, cuando se pro-
clamó infalible.
Lo cierto es que en el futuro ya no serán necesarias
tales organizaciones, pues las enseñanzas religiosas se
harán en las escuelas y esa organizaciones que se sir-
ven de la supuesta representación de Dios para con-
seguir el poder de forma ilícita tendrán que desapare-
cer, porque hay mucha diferencia entre apariencia y
realidad y muchos tratan de beneficiarse de esa dife-
rencia a costa de los ciudadanos.
El hombre no necesita de intermediarios para co-
municarse con Dios pues Dios es la verdad y la luz y
a ella se puede llegar por uno mismo, no tiene por qué
existir nadie que pretenda considerar exclusiva la su-
puesta representación de Dios.
Es necesario protegerse sobre todo de esas organi-
zaciones que presumen de ser más religiosas que los
demás pero que esconden el mal en su seno, como
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