Tierra. En cuanto a las posesiones demoníacas hay
que decir que de ser cierto no se trataría de la pose-
sión del cuerpo por parte de un demonio tal y como
normalmente se entiende, sino más bien que un espí-
ritu de una persona fallecida intentaría volver a la vi-
da de forma equivocada es decir robándole el cuerpo
a otro. Sin embargo, es difícil afirmar cuando estas
supuestas posesiones no forman parte de un ritual en
el que la hipotética víctima pueda participar bajo los
efectos de drogas o hipnosis y colabore en represen-
tar de una forma subconsciente tales posesiones. Por
lo tanto, en este caso no sería correcto hablar de la
existencia de demonios sino de seres o incluso espíri-
tus que en un momento dado puedan personificar tal
conducta.
En ocasiones, cuando una persona muere sin
creer en el más allá, tiende a tratar de volver al mun-
do que dejó quedándose en los edificios que conocía
o en donde murió, estos espíritus no comprenden que
para volver tienen que avanzar y prepararse para una
nueva vida en una nueva reencarnación. En otros ca-
sos, un espíritu simplemente no continua su camino
porque o bien no comprende que ha muerto, o bien
se ha tratado de una muerte traumática y este espíritu
cree que ha dejado tareas pendientes que le impiden
continuar hacia el más allá.
También existen lugares que parecen ser propicios
para la manifestación de entidades espirituales, es
como si fueran puertas abiertas que facilitan la comu-
nicación entre las dos dimensiones y resulta relativa-
mente fácil a una persona normal ver los denominados
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