reflexionar, pero en tal caso estas personas no debe-
rían opinar sobre nada, pues qué sentido tendrán en-
tonces sus conclusiones. En realidad, aquellas orga-
nizaciones que manejan el poder actual como son los
gobiernos o las organizaciones religiosas temen a los
ciudadanos, porque el rumbo del progreso pide cada
vez más democracia, pero ellos no quieren propor-
cionársela pues se sienten cómodos con el feudalismo
encubierto que existe en la actualidad, ello es la causa
de que cada vez sea más grande la diferencia entre lo
que parece cierto y lo que es cierto. Las organizacio-
nes religiosas han caído presas del mal pues intuyen
que su destino es desaparecer y ser sustituidas por la
formación moral en las escuelas, por ello se resisten
volviéndose malvadas pues lo que quieren es contro-
lar el poder político mundial a lo cual no tienen dere-
cho.
Mientras tanto, los gobiernos mal llamados de-
mocráticos, dedican todos sus esfuerzos a conven-
cer a los ciudadanos de que ellos representan la de-
mocracia, pero ponen todos los impedimentos posi-
bles para conseguir que esa democracia sea de verdad
auténtica, porque esto supondría tener que aceptar la
elección directa de cada ley, lo cual implicaría la pérdi-
da de su poder. Ellos intentan mantenerse distantes
de los ciudadanos que les votan y a los cuales despre-
cian porque les consideran meros números a los que
no les importa engañar para conseguir el poder, ade-
más se coaligan con los criminales pues establecen
condenas absurdas o clausulas por las cuales los