#EFECTOSOTO 1ª EDICIÓN EFECTO SOTO T2017/2018 | Page 37

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través de su propia experiencia. Los inicios como aficionado Gunner, sus primeros partidos como visitante, sus decepciones y alegrías, todo aquello que puede acontecer en el diario de un aficionado deportivo (de los buenos, de los fieles, de los "hasta las trancas") envuelto en una maraña junto a los otros acontecimientos menos importantes: los de la vida "real"; alejada del deporte.

La relación de Hornby y el Arsenal alcanza cotas inimaginables e hilarantes. Sus relaciones

personales se encuentran enormemente condicionadas por un partido cualquiera en Highbury (el antiguo estadio del Arsenal), sea el rival el Chelsea o el Scunthorpe, no importa. Una inexplicable manera de vivir, pasional y dolorosa, aceptada pero no entendida por el entorno del autor. Una manera de vivir comprendida únicamente por aquellos que "son capaces de viajar un miércoles a Plymouth para ver a su equipo en un partido de Copa". Este tipo de acciones distingue a los simples aficionados de los intrépidos enamorados, capaces estos últimos de dejar de acudir a la boda de un amigo que coincide con un partido.

Hay muchos pasajes destacables en el libro, pero he elegido uno que enfatiza la pasión incondicional de los aficionados como Hornby. Recién absorbido por el magnetismo del ambiente del partido, un Hornby niño reflexiona sobre el sufrimiento observado en las gradas del viejo estadio del Arsenal: "El espectáculo en forma de dolor era un concepto nuevo totalmente para mí" No nos gusta el sufrimiento, pero sufrir por nuestro equipo engrandece las alegrías que vendrán después.

Existe una película basada en el libro de Nick Hornby con guion del propio autor, pero no es lo mismo. Es típico demonizar las versiones cinematográficas, pero en este caso lo injusto sería no hacerlo. Así que mi consejo es que toméis el libro y le echéis un vistazo, especialmente si sois amantes del fútbol. Quizás consigáis desentrañar la madeja para llegar al corazón de la cuestión, la misma que hizo a Eduardo  Galeano afirmar que"En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol". Así que cuando un corazón se tiñe de azul, es azul para siempre.