“
Lucy saboreaba
un vodka con hielo
mientras se acariciaba
los muslos...
”
-El tema es más que sofisticado, yo
diría que peligroso -afirmó Lucy con
un tono de cierto misterio.
-Así es señorita Lucy, Connducci es
un estudioso pero también es un
devoto y creyente del tema.
-Aunque parezca mentira, el asunto
Wesley no tiene una explicación
concisa. Él perseguía leyendas
urbanas y acabó convirtiéndose en
una de ellas -aseveró Ugarte.
-¿Crees que aparecerá algún día?
-preguntó con cara de interés.
-Ahí radica el peligro -dijo pensativa.
-Y bien, Ugarte, ¿y qué hay de John
Wesley? -continuó.
-Es muy posible y puedo asegurar
que de la manera más extraña, tal y
como lo hizo Connducci en su día.
-Sinceramente nada -contestó
de forma tajante el detective-. Se
evaporó.
-El resto de chicos están controlados,
¿no es cierto? -preguntó Lucy con
cara de satisfacción.
Lucy saboreaba un vodka con hielo
mientras se acariciaba los muslos,
su minifalda y sus sandalias de
altísimo tacón hacían el resto ante
sus dos asistentes.
-Si, a decir verdad no creo que
aparezcan en tu nueva vida -afirmó
muy seguro Ugarte.
-¿Nada?
-Bueno, esa afirmación es inexacta
-dijo Lucy mientras balanceaba sus
piernas con laxitud.
-Ronnie Valmo, Kurt Wanda…, darían
su vida por besar tus pies. Eso es
tan cierto como que el sol sale cada
día -contestó Ugarte con cierta
solemnidad.
-Es imposible saber qué sucederá
querido Norberto, pero sí te diré
que casi es mejor que se queden
de momento donde están -concluyó
Lucy.
-Ahora solo me interesa Connducci,
sería interesante conocer los
entresijos de ese grupo de
iluminados. ¿Te imaginas, Ugarte,
convertirme en la reina de esos
pervertidos? No me conformo solo
con ser la reina de las zorras -dijo
sonriendo la muchacha.
-¿Ser adorada en un templo de locos
cósmicos? Me produce escalofríos
pensar tal cosa -dijo Ugarte mientras
se ponía una copa.
-Todo es posible, amigo mío: supón
que llego a Connducci, supón que lo
atraigo y le propongo que me enseñe
su organización, sería una forma o
tal vez la única de formar parte de
ese grupo -dijo Lucy mientras se
levantaba y se asomaba a la ventana
de su estudio.
La joven muchacha se estremecía de
placer al pensar en una situación de
unas características tan insanas, se
acariciaba la melena y chasqueaba
los dedos mientras sonaban viejos
éxitos de Cliff Richard & The
Shadows en el equipo de música.
En ese momento su sirviente
volvió a entrar en la sala con una
bandeja en el que tan solo había un
resplandeciente vaso de whisky con
un contenido rojo más brillante si
cabe. Lucy se acercó de forma lasciva
mientras se pasaba la lengua por los
labios.
-Sangre fresca, vigorosa,
oxigenante…, incandescente -decía
la muchacha mientras tocaba el vaso
con suavidad.
-¿De quién es? -preguntaba mientras
miraba a Gallup.
-De un chico del centro de la ciudad,
lo localicé el pasado sábado por la
noche, no sufrió. Le extraje la sangre,
no opuso resistencia. Después lo
dormí.
Al final no fue necesario matarlo -dijo
Gallup con cara de felicidad.
postales eléctrcicas 53