Postales Eléctricas
Astronomy Domine
E
l “The piper at the gates
of dawn” sobresalía de la
estantería y un pequeño collar
con una rosacruz de oro macizo
colgaba de la arista de la carpeta.
El disco no sonaba en ese momento
pero la melodía del “Astronomy
Domine” latía en la mente de Lucy
al compás de los leves destellos de
aquel colgante que se fundía con la
portada psicodélica del primer disco
de Pink Floyd.
Lucy se consideraba una pecadora
sin remedio y por eso era creyente
y confiaba en el perdón, en el amor
y en la redención. Era también una
manera práctica de ir por la vida. La
vida… pensaba Lucy mientras seguía
con la mirada perdida sobre aquella
apergaminada ciudad.
La ciudad olía a algo extraño.
Desde la entreabierta ventana de
su apartamento, Lucy presentía
que una decadente Europa se
hundía y se estremecía y una ligera
sensación de malestar le perforaba
el corazón. La estampa de aquella
ciudad perturbaba sus pensamientos
y, como buscando una mirada de
aprobación a su estado, se giró y
observó la foto de sus padres que
situada en su mesa de trabajo.
Una visión de diferentes personajes
le vino a la memoria. Agachaba la
cabeza y volvía a mirar la ciudad,
una espesa capa recubierta de luz
plomiza le producía cierto sopor y
desasosiego al mismo tiempo.
Una mirada triste se apoderó de ella,
¿en qué se había convertido todo?,
¿qué había sido de su mundo?
Su corazón bullía como una
locomotora escacharrada y no
encontraba aliento posible; se sentó
en el borde de la cama mientras
consumía su tiempo.
Esa era Lucy Bloomfield,
una chica desesperada en
el sentido más cruel de la
palabra, esperando que
un ángel le salvara de su
infierno, un infierno que tal
vez ella buscó y encontró.
Mientras sus pensamientos
rebanaban sus sesos
de chica mala, la voz de
Roy Gallup interrumpió su
aislamiento pasajero:
-Señorita Bloomfield, ¿se encuentra
bien?
-Perfectamente, estaba pensando en
algún mal nacido, ¿te suena de algo?
-contestó Lucy mientras se quitaba
el vestido de una pieza.
-Prepárame el baño, necesito
relajarme y, por cierto, llama a
Norberto, siempre está perdido con
sus tonterías.
-Me suenan muchos nombres
señorita Bloomfield -dijo cabizbajo
Gallup.
[B&B#31]
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