Cutaway Guitar Magazine | Page 67

Kurt decidió salir de la sala, caía una tarde fresca de verano, unos pájaros revoloteaban con frenesí en una serie de círculos en perfecta armonía. Se encendió un cigarrillo y se apalancó en una zona de troncos cortados, parecía haber encontrado algo de paz en ese mismo instante, la verdad es que una pequeña dosis de felicidad era suficiente para un chico como él. Mientras parecía entrar en un trance somnoliento, oía un leve rumor que se desvanecía por momentos para volver a aparecer entre el silencio. El rugido del bosque era lo único cierto que se escondía en ese lugar, una sensación poderosa le hacía estremecer, una sensación colmada de intrigas e incertidumbres, de vértigo tal vez e incluso de algo más terrible. El recuerdo era algo latente que le acompañaba, pero era el futuro lo que le desconcertaba, no sabía hacia dónde iba su vida, aunque hubo un tiempo en que sí lo tenía claro, hasta la aparición de su colega Ronnie. Ronnie quedó atrás, todo quedó atrás, ahora solo había silencio y desconcierto. Apuró su cigarrillo mientras el sol se retorcía entre las montañas resistiéndose a esconderse, una laguna de dudas profundas le arremetían, parecía que cualquier canción de Richard Hawley hacía acto de presencia desde algún punto lejano. El chico solo estaba deseando la aparición de una sílfide más hermosa que el atardecer..., ¿acaso no era lo mejor que le podía pasar? Escapar de allí y de Connducci era lo que más deseaba, también lo hizo Ronnie en su momento, así que él también lo quería hacer. Seguía en un estado letal, casi peligroso, no le gustaba esa sensación de desasosiego alterado desde lo más desconocido de su interior. -El mundo es cruel y desconocido, el mundo está demasiado cargado de odio, el mundo apesta dentro de su hermosura -pensaba Kurt. Meditar en medio de un silencio espectral mientras el sol se escondía era un momento de una belleza salvaje y brutal, un color terracota de tintes mágicos invadió el lugar y también él pensó en desaparecer. -Hoy todo podría cambiar -barruntaba para sí mismo el chico. La sensación de los momentos de quietud te ofrecen cosas nuevas, esa sensación seminal de los momentos de quietud solo se perciben en momentos espectrales y hermosos como éste -pensaba Kurt con cierta tristeza. Mientras, un leve rumor le llegaba desde la sala de reuniones. Qué cojones estaban hablando esos chalados -pensaba. Decidió ir hacia su bungalow, tal vez sería provechoso escuchar algo, al entrar sonaba por la radio el “Fire”. -¡¡Guau!!..., ¡¡¡The crazy world of Arthur Brown!!! -exclamó el chico con cierto nerviosismo. Decidió prepararse algo de cenar mientras sonaban algunos hits de rock psicodélico de Donovan, Traffic y Cream. La noche habitaba en aquel lugar, salió al pequeño porche y el leve sonido de un búho le transmitía pequeñas alertas, pero no sabía de qué. postales postaleseléctricas eléctricas 67