Recuerdo tener que pedir permiso a
mis padres para comprar una guitarra
eléctrica y ahorrar durante dos años
todo el dinero que me daban cada fin
de semana, pacientemente. Recuerdo que en ese verano, mis
padres habían construido una piscina,
lo que era un gran acontecimiento
para la familia. No hice caso en
absoluto a ese acontecimiento.
Con la condición de buenas notas y
estudiar guitarra clásica durante un
año académico, el 23 de Junio de 1993
compré mi primera guitarra eléctrica
y mi primer amplificador. ¡Uno de los
días más felices de mi vida! Me dirigía al espacio donde tenía mi
amplificador y mi guitarra y pasaban
de 8 a 10 horas todos los días, sin
falta, sin salir de ahí.
Muchos días ni comía, con la pertinente
preocupación de mi madre. (Risas).
Coincide con el descubrimiento, unos
meses antes de una revista americana
“Guitar For The Practicing Musician”
en Almería, donde vivían mis abuelos.
Recuerdo ver la revista en uno de los
múltiples kioskos que hay (al menos,
había) en el Paseo de Almería y tener
la sensación de descubrir el “mapa
del tesoro”. Pensé: “ OK, entonces
existe toda esa información que he
usado en guitarra clásica para el
mundo del rock!”.
Siempre recordaré la vuelta a mi “vida
académica” tras ese verano. Amigos
míos no daban crédito a la forma
en que había aprendido a tocar en 3
meses. Esa experiencia me enseñó
que el trabajo duro siempre tiene su
recompensa.
¿Qué significa para ti la guitarra más
allá de un medio de vida?
Definitivamente, un canal de expresión
para mí. No soy una persona muy
extrovertida y la guitarra, o la música,
en general, me ayuda a expresar lo
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Cutaway Magazine /68
que siento o pienso. Además, también
considero su construcción, la lutheria,
un arte.
Un arte en el que se incluyen factores
tan objetivos como la física, los
avances tecnológicos durante el
siglo pasado y tan subjetivo como la
estética. La combinación de ambas
y todo lo espiritual que se puede
obtener como resultado de un objeto
así constituye un hecho fascinante
para mí. Honestamente, yo considero
la guitarra, o cualquier instrumento
que se elija para hacer música, más
que un medio de vida, una “forma de
vida”.
Evidentemente, hay que ser práctico
y vivir con los pies en el suelo. Hay
que tener una vida digna y para ello,
aunque no nos guste reconocerlo en
muchas ocasiones, hay que tener di-
nero suficiente para no preocuparse
y poder responder a las necesidades
básicas de una persona en sociedad.
Dicho esto, el tener dinero suficiente
para sobrevivir en buenas condiciones
te permite dedicar tiempo a perfec-