Cutaway Guitar Magazine CUTAWAY 64 | Page 32

Efectivamente es una pregunta muy difícil, pero me apasionan las definiciones, ya que en ellas se guardan los aromas del sujeto. Mi autodefinición y autoafirmación pasa por una purga, por un eliminar lo que no soy. No soy un guitarrista de flamenco, aunque me apasione el estilo, la tierra me llame y mis venas se ensanchen cuando escucho a Camarón. No soy un guitarrista de rock, aunque he coqueteado con él pero no saqué nada en claro. No soy un guitarrista clásico, aunque me apasiona la sensación de obra que tienen, la interpretación y la pulcritud de la ejecución. No soy un guitarrista de punk aunque sea un estilo que me guste mucho, me apasiona su mensaje y su actitud. No soy un guitarrista de funk, aunque me vuelva loco tocar esas semicorcheas una y otra vez, y deba tanto a Ross Bolton. No soy un guitarrista de jazz, aunque sea el estilo que más esfuerzo le he invertido y más me ha atraído por la intelectualización de la música. No 32 Cutaway Magazine /64 soy un guitarrista de fusión, porque aunque me atraiga la mezcolanza se me acaba cayendo el instinto de la víscera. pedazo de algo que no puedo definir. ¿Es una parte de una canción?, ¿De una ópera?, ¿De una improvisación? No soy un guitarrista de manouche, aunque media juventud la invertí en intentar tocar a Django y a día de hoy sigo haciéndolo. Yo solo entiendo todo esto donde estamos embarcados si se formaliza, y eso consiste en plasmarlo en una obra finita, acotada y estructurada. Lo demás solo me parecen dossiers. Todo esto es lo que no soy. El resto, los “aunques” y el futuro es lo que soy y seré. Es como si la gente dejase de ver películas y ahora la tendencia fuese ver solo trailers o leer sinopsis. Habitualmente tocas para otros artistas y por otra parte como líder, imagino que te focalizas de manera diferente según casos ¿Cómo lo haces? Lo que tenemos entre mano es arte no un muestrario de unos grandes almacenes. Efectivamente a veces me siento que tengo la dualidad onda- corpúsculo, en ocasiones toco al servicio de otros y otras veces defiendo con mandoble en mano, mis temas frente a la circunstancia del momento. En ambos actúo igual, ya que yo siempre estoy al servicio de la canción sea de otro o mía. Solo me interesa la obra. Esto me lleva a no entender, o entender muy bien lo que ocurre hoy en día. Internet está plagado de cientos de videos de 1 minuto donde sale tocando un instrumentista un Una de curiosidades, cítanos 3 discos, 3 libros y 3 pelis que hayan sido significativos para ti… El infierno de lo finito me hace más sufrir que escribir los títulos de los infinitas obras que nombraría. Pero en la depuración está la virtud. Comencemos con los discos. Art Pepper meets the Rhythm Section: Cuando escuché ese disco siempre me dije “¡cómo se puede tocar tan dulce!”, algo de ese sonido lo quiero para mi. Encaja perfectamente con mi personalidad. Una vez que leí su biografía, que aconsejo desde aquí, entendí una vez más el porqué de ese color embriagador que tanto me cautivó, esas ideas tan naturales, ese vocabulario tan soberbio, y esas melodías evocadoras. Joe Pass – Blues Dues: Es un disco en directo de Joe Pass, que podría haber dicho el Virtuoso, pero cayó primero en mis manos este directo que tanto desgasté y tanto intenté transcribir. Suffer – Bad Religion: La primera vez que lo escuché pensé “Qué aburrido”, la segunda y la tercera vez seguía manteniendo mi postura. Cuando a la cuarta lo escuché con las letras en la mano, entendí la obra que tenía delante. Un profesor de antropología cantándome inquietudes que yo tenía, con canciones rápidas y una SG con un Marshall. En aquel momento entendí la delicadeza y sensibilidad que había en ese vinilo. Aunque no puedo cerrar este capítulo sin nombrar el Ballad y el Soultrane de Coltrane, El Gaucho de Steely Dan, el Songs: The Art of the Trio Volume Three de Brad Mehldau, el Upside Down Side de Stern y el Trio