Cutaway Guitar Magazine CUTAWAY 58 | Page 53

Seguir sus pasos era la mayor de sus suertes. El mayor ensayo del amor y la tortura, eso era Lucy, una salvaje criatura de amor y lascivia, eso era Lucy, el mayor ejemplo de vísceras resplandecientes y vivas, el mayor ejemplo de lujuriosos efluvios, el mayor ejemplo de la carne. La tormenta no amainaba, ni los truenos, ni los relámpagos, ni los caminos, nada amainaba, tampoco la búsqueda ni las dudas, nada amainaba. Todo quedaba atrás y todo estaba por delante, todo parecía desvanecerse y todo parecía presentarse de nuevo frente a ella, todo era irreal y verdadero, todo era tal y como lo imaginaba o tal vez sus dudas eran infundadas. Lucy seguía con su danza pantanosa, con su danza llena de sangre y efluvios, llena de todas las cosas que te hacen creer en los dioses paganos de la vieja Europa. -¿Dónde están esos chicos? -se preguntaba con unas leves lágrimas Lucy. -¿Dónde están esos forajidos de las brumas de este mundo perdido y despiadado? -se preguntaba Lucy. Vince Taylor le miraba desde la pared, su sonrisa seguía temblando bajo los truenos de la tormenta. -Todo el mundo necesita un ángel como tú -se decía a sí misma la muchacha. Un ángel eléctrico y sereno, un ángel que vuele entre los truenos y relámpagos del cielo del norte, un ángel heredero de todos los dioses paganos. JW, Ronnie y Kurt también lo eran, unos ángeles bajados de las nubes cobrizas de algún desiert