Cutaway Guitar Magazine CUTAWAY 66 | Page 32

entras en terreno nervioso, a partir de la mitad, la bomba. Y aquí viene lo bueno - después de probar Fenders y Fenders, el punto clave está un pelín antes del 10. Al 10 me da la sensación de que está demasiado pasado de vueltas, como cuando miras a la cerveza y dices "me bebo esta y mañana va a doler". Al 8 tienes las válvulas casi a tope, saturación de válvulas de potencia al cubo, el ampli parece que va a estallar, pero el sonido sigue siendo controlable. Suena tan bien que hasta en los manuales originales de Fender aconsejan utilizar pañales antes de entrar en el local de ensayo y enchufarlo por primera vez. El sag de la rectificadora te pide subir el cacharro entre el 7 y el 9 para darle cera con un buen entrante de blues grasiento, un primer plato de rocanrola sesentero, seguido de un segundo de Link Wray. Y de postre un Rocket 88 con pacharán. Olvídate de surf, funk o jazz, este ampli quiere guerra. Y como en cualquier 32 Cutaway Magazine /66 buen Fender, puedes jugar con el control de volumen de la guitarra para sacarle cien mil sonidos. Para mi gusto es el mejor booster del mercado - el pirulillo de volumen de tu strato enchufado a un fender vieju- no, a ser posible en formato chocola- tina gigante. La sensación de tuve al enchufarme al Chock’n’Roll por primera vez es idéntica a la que tuve cuando terminé de montar mi segundo ampli, un Tweed Deluxe 5E3. Le mandé un emilio a Dios (mi gurú de 16 ohmios, una mezcla entre Shrek y Lina Morgan de feo) y acordándome del nombre de un tema de Hendrix le dije “pitufín, esto suena como cuando los dioses hacen el amor”. CONCLUSIONES En los tiempos que corren sólo po- demos asegurar dos cosas: que mi madre sigue sin saber cocinar y que el Princeton Brownface es el rey del rocanrola en espacios reducidos. De hecho, cualquier Princeton te vale. Cualquier ampli pequeño de Fen- der es una maravilla para grabar y el Princeton tiene suficiente volumen para tocar en garitos pequeños o me- dianos. Le encanta que le estrujen la orejilla, quizás es un pelín justo para tocar en limpio, nada que no se pueda solucio- nar con un buen micro. De hecho, hay mods para convertir una de las salidas en una salida de lí- nea para tirar directamente de mesa, tal y como comentaba más arriba. Los Blackface y Silverface son más limpios y más refinados, pero también les gusta que les estrujen ese control redondito que dice “Volume”.