entras en terreno nervioso, a partir
de la mitad, la bomba. Y aquí viene lo
bueno - después de probar Fenders y
Fenders, el punto clave está un pelín
antes del 10.
Al 10 me da la sensación de que está
demasiado pasado de vueltas, como
cuando miras a la cerveza y dices "me
bebo esta y mañana va a doler".
Al 8 tienes las válvulas casi a tope,
saturación de válvulas de potencia
al cubo, el ampli parece que va a
estallar, pero el sonido sigue siendo
controlable.
Suena tan bien que hasta en los
manuales originales de Fender
aconsejan utilizar pañales antes
de entrar en el local de ensayo y
enchufarlo por primera vez.
El sag de la rectificadora te pide subir
el cacharro entre el 7 y el 9 para
darle cera con un buen entrante de
blues grasiento, un primer plato de
rocanrola sesentero, seguido de un
segundo de Link Wray. Y de postre un
Rocket 88 con pacharán.
Olvídate de surf, funk o jazz, este ampli
quiere guerra. Y como en cualquier
32
Cutaway Magazine /66
buen Fender, puedes jugar con el
control de volumen de la guitarra para
sacarle cien mil sonidos.
Para mi gusto es el mejor booster del
mercado - el pirulillo de volumen de
tu strato enchufado a un fender vieju-
no, a ser posible en formato chocola-
tina gigante.
La sensación de tuve al enchufarme
al Chock’n’Roll por primera vez es
idéntica a la que tuve cuando terminé
de montar mi segundo ampli, un
Tweed Deluxe 5E3.
Le mandé un emilio a Dios (mi gurú
de 16 ohmios, una mezcla entre Shrek
y Lina Morgan de feo) y acordándome
del nombre de un tema de Hendrix le
dije “pitufín, esto suena como cuando
los dioses hacen el amor”.
CONCLUSIONES
En los tiempos que corren sólo po-
demos asegurar dos cosas: que mi
madre sigue sin saber cocinar y que
el Princeton Brownface es el rey del
rocanrola en espacios reducidos. De
hecho, cualquier Princeton te vale.
Cualquier ampli pequeño de Fen-
der es una maravilla para grabar y
el Princeton tiene suficiente volumen
para tocar en garitos pequeños o me-
dianos.
Le encanta que le estrujen la orejilla,
quizás es un pelín justo para tocar en
limpio, nada que no se pueda solucio-
nar con un buen micro.
De hecho, hay mods para convertir
una de las salidas en una salida de lí-
nea para tirar directamente de mesa,
tal y como comentaba más arriba.
Los Blackface y Silverface son más
limpios y más refinados, pero también
les gusta que les estrujen ese control
redondito que dice “Volume”.