Cutaway Guitar Magazine BAJOS Y BAJISTAS 42 | Page 34

a la pieza. Pero nuestro acompañamiento siempre será “correcto”. La quinta funciona tan bien que, sobre todo en el caso de la dominante (G7 si estamos en C), se puede tocar, incluso se “debe” tocar antes que la tónica, como se muestra en el Ej. 2. Un truco que nos libra de tropezar, puesto que la quinta de un acorde de C (I grado) es la tónica de G7 (V grado). La octava En realidad, es la misma nota que la tónica, sólo que desplazada once semitonos tanto arriba como abajo en el pentagrama o el diapasón. Su color es todavía más neutro que la quinta, porque nos mantenemos en la misma nota. Pero, aunque no cambiemos de color, el cambio de octava produce un matiz de profundidad que es lo que le da carácter. Es como cambiar de nota sin cambiar de nota. Claramente, lo único que hemos variado es la altura, que junto con el timbre y la intensidad son las características del sonido. B&B MAGAZINE #42 5 + 8 no siempre son 13 Utilizadas conjuntamente, la quinta y la octava ofrecen un montón de posibilidades “correctas” para ejecutar un acompañamiento casi sin pensar, como puede verse en el Ej. 3, una sencilla línea de bajo para enlazar acordes. Asímismo, son la base de innumerables patrones rítmicos utilizados en estilos tan diversos como mambo, vals, cha- cha-cha, salsa, rumba, country, two- step o rag-time, algo que saben muy bien todos los bajistas de pachanga. Los Ejemplos 4a, 4b y 4c ofrecen una pequeña muestra. El Ej. 4a es un patrón de rumba; el 4b, uno de bossa nova; el 4c, por último, uno de country. Se trata de intervalos neutros porque apenas exploran la armonía del acorde sobre el que se ejecutan. Apenas aportan color al mismo como lo haría una tercera (que define la naturaleza del