culdbura nº 13 Culdbura 13 | Page 29

Años de amistad y Una bonita historia AÑOS DE AMISTAD Lo conocí hace muchos años, coincidimos en unas pocas ocasiones y me pareció un cretino. Al cabo de un tiempo estuve con él en un congreso de Triangulaciones Semióticas Pru- ténicas y cambié de opinión. Llegué a mirarle con agrado y no tenía que hacer esfuerzos para reír sus interminables y aburridísimos chistes. Intercambiábamos miradas cómplices y nos burlábamos del resto de los congresistas. Entonces creí que ya comprendía su forma de comportarse. Se podría incluso decir que llegue a tomarle cierto afecto. Luego se hundió en el olvido. Como tantas cosas. Hace algo más de un año coincidimos de manera casual en una vuelta al mundo patrocinada por un irresponsable que reunió un pequeño grupo de inconscientes en un barco de 12 metros de eslora. Esto fuerza a una con- vivencia muy estrecha. Casi siempre demasiado estrecha. De nuevo cambié de opinión. Había quedado muy atrás el tipo que conocí superficialmente y aquel otro con el que traté un tiempo. Las personas en las distancias cortas cambian mucho. Es imposible esconder la mierda mucho tiempo. A él supongo que le pasaría lo mismo conmigo. Fue aquello tan de- sagradable que solo recordarlo me dan ganas de vomitar. Una vez terminado aquel tormento nos despedimos entre grandes abrazos y juramentos de amistad imperecedera. Desde en- tonces he tenido buen cuidado de no cruzarme con él ni con ninguno de aquellos botarates con los que perpetré aquella humorada disfrazada de epopeya. Hace unas horas, tras algunas gestiones, cayó su diario íntimo en mis manos. Natural- mente, lo he leído con atención y sin remordimiento. Acabo de llegar a la última línea y debo reconocer que todas mis ideas anteriores estaban completamente equivocadas. Sin embargo, una cosa me ha quedado clara: realmente sigo sin conocerle. Ahora bien, como siempre me ocurre después de leer diarios íntimos (es una de mis aficiones secretas), me caen más sim- páticas las criaturillas. UNA BONITA HISTORIA (junio 2009) Hoy han dado una noticia realmente edificante. Una niña tenía una enfermedad incu- rable. Algo así como una leucemia crónica que la abocaba a una vida llena de dolores y a una muerte prematura. La única solución era hacerle un trasplante de médula de una per- sona compatible. Al no haber nadie (ni siquiera en su familia) con esas características, era necesario que sus padres tuvieran un hermanito con una genética adecuada. Para hacerlo posible había que producir una gran cantidad de embriones, y, una vez conseguido, selec-