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30 años de la muerte de Luis Martín Santos Aunque imposible parezca Amo esta ciudad, y lo hago sin medida, casi piedra a piedra, hombre a hombre. Amo el turbio viento, amo al barrendero de la madrugada y al perro que husmea en los montones. Al turbio viento, digo, que santigua la frente del obrero madrugador, del hombre que pone rosarios en la aurora, del borracho que olvidó la frontera de la noche. Nacido en 1921 en Alar del Rey, pueblo que según él, “no parece tener más razón de ser que la estación de ferrocarril”, vivió buena parte de su vida en Burgos, donde murió en 1988, ciudad a la que dedicó un poema, expresivo de su pensamiento: Su dedicación a la cultura y a la enseñanza no fue correspondido –diríamos que casi lógicamente- por la elite local que intuyó lo que era: un agitador social. Él mismo apuntó poco tiempo antes de morir, “no he sido capaz en toda mi vida, de ser recibido por el concejal de cultura”. Comprometido con el mundo de la cultura y de la política, en 1960 publicó una “Carta cultural de la provincia”, reivindicando el papel fundamental de la educación y de la cultura. Su lucidez le hizo realizar “una tarea frenética de importar todo lo vivo del pensa- miento actual; esto es, todo lo que constituye una contestación de la palabra del poder. Por lo tanto, maldito” (Jesús Ibáñez) y escribir consecuentemente, en los años 80: “Sabed que vivimos en el azar, en la desestructura, o como hoy decimos, en la ‘catástrofe’, y que ningún intento de reconstruir la vida parece posible. Si dais alguna respuesta, que no sea la serie- dad, sino la fiesta, la provocación y la transgresión”. Licenciado en Filosofía y Letras, sección Historia, por la Universidad de Valladolid y en Filosofía por la Universidad Complutense de Barcelona. Doctorado en Filosofía por la Univer- sidad Complutense de Madrid en 1968, enseñó y visitó –entre otros centros- La Sorbona, Colonia, Virginia y Sacramento. Ocupó la cátedra de la Facultad de Sociología de la Univer- sidad Complutense y fue catedrático, entre 1954 y 1977, en el Instituto López de Mendoza. En 1968 organizó en Burgos el ‘Primer Simposio sobre Filosofía de la Ciencia’, y posterior- mente otros sobre ‘La ciudad, el lenguaje y la vida cotidiana’ e ‘Industrias de la cultura’.