cultural e ideológica que tuvo este país. Después
de la dictadura había todo un tema de la disgre-
gación, se instala la desconfianza”. Ante la pre-
gunta si se ha logrado reconstruir ese tejido social
nos responde, “en los sectores que se organizaron
bien históricamente, no se ha perdido totalmente
ese ámbito de la solidaridad, aunque la población
sea más vieja...todavía no se pierde. Los descen-
dientes de esas familias aún se preocupan por el
vecino, o sea, si el vecino salió alguien le cuida la
casa, no hay alarmas. En este mundo posdictadu-
ra, la inseguridad social la crea el sistema, enton-
ces no hay una vida comunitaria, las personas sólo
se preocupan de la reja de su casa hacia adentro,
sin importar lo que pasa en su entorno, ni en que
se desarrolla la familia de al lado. Netamente en-
claustrado”. Recalca sus dichos cuando sentencia,
“hay solidaridad en algunos barrios históricos, lo
que algunos autores llaman de la memoria histó-
rica que se ha mantenido, pero, por otro lado, ha
ido prevaleciendo también este sujeto individual
que parece ser mayoritario hoy y, nosotros en pos-
dictadura, aún estamos en una cultura del miedo”.
En ese punto Ulises nos dice que el individuo de
hoy si bien participa, es una participación distinta,
de redes sociales, lejana, sin compromiso en los
territorios, en las poblaciones y barrios, las per-
sonas para mejorar sus condiciones de vida han
caído en el individualismo, lo que antes se gestio-
naba colectivamente, en comunidad, hoy se hace
de manera personal en individual. “Hoy hay un
problema de desintegración social, porque no hay
una comunicación afectiva, digamos, presencial,
o sea que esas personas están desorganizadas, no
están organizadas. Hoy hay una participación que
es también individual y otra colectiva. La partici-
pación individual la veo por el punto de vista tec-
nológico, por la participación en redes sociales y
todo eso...pero lo que hay que hacer por el barrio,
la salud, la educación y vivienda, todos esos temas
son más colectivos”
91, en ese entonces comienza una nueva rearti-
culación, política y social, democratizando nue-
vamente nuestras organizaciones territoriales…”.
Posterior a eso, señala, las nuevas leyes han dis-
persado y fragmentado a las Juntas de Vecinos en
la lógica de debilitar las organizaciones. “Cuando
democratizamos las juntas de vecinos, empeza-
mos a articular consejos de salud del área norte,
por consultorio, en las 8 comunas, donde parti-
cipan los vecinos. Por la apertura democrática
comienzan a articularse todas estas cosas que ya
estaban disueltas”. Ulises nos recuerda que en el
período de la dictadura hubo resistencias, con bri-
gadas y grupos de salud, en las poblaciones que se
oponían a la dictadura.
4.- La participación comunitaria. Los
Consejos de Usuarios de la Salud (CDU)
“La participación es algo muy importante. Para
mí es muy importante tanto en términos ideológi-
cos como comunitarios. La gente a veces rehúye el
tema de la participación, rehúye la confrontación
de la ciudadanía organizada con el sistema, con
el ministerio, con el CESFAM, lo ven todo como
una lógica de...cómo se ha metido tanto este ro-
llo del terrorismo y comunismo, que “todos estos
son comunistas” ...porque aquí también existe un
anticomunismo fatal”. En relación a este este úl-
timo punto, de la comunidad organizada y de la
superación de los estigmas sobre la participación
y del vínculo de los pobladores y las instituciones,
afirma que “los CDU siempre han tenido pro-
puestas para mejorar la atención, para mejorar la
vinculación con las direcciones de los CESFAM,
y también con la autoridad política. Se han realiza-
do encuentros nacionales de los CDU de todo el
país, 4 o 5 congresos. En el primer congreso me-
tropolitano el 2008, participaron 700 dirigentes de
las 52 comunas de Santiago… el segundo lo orga-
nizamos acá (Recoleta), y hemos hecho congresos
de Salud en la Comuna y hay harta participación,
llega hasta el centro de padres, de alumnos…”.
Destaca que “los CDU han sido un hito impor-
tante, fueron la guía de una coordinadora comuni-
taria en defensa de la salud pública cuando Lagos
lanza una reforma a la salud que termina con 50
años de organización nacional de Salud. No es
Pinochet quien lo termina, lo termina Lagos. A
los 50 años de la creación del Servicio Nacional
de Salud, el sistema nacional de salud entra a la ló-
gica del mercado, en una mirada mercantilista de
la descentralización de la salud pública en Chile…
también se ha fortalecido el sistema de las clínicas
privadas gracias a la reforma a la Salud Pública”.
3.- La participación comunitaria en
democracia.
El reimpulso de la participación y organización
de base, nos señala, vienen con el retorno a la
democracia, en los años 91 y 92, cuando se de-
mocratizan las Juntas de Vecinos. Los dirigentes
comienzan a ser elegidos en las urnas y no a dedo
y designados como era la práctica en dictadura.
“como había barrios antiguos con historia por de-
trás, se empieza a nuevamente articular la demo-
cratización de las Juntas de Vecinos. La Junta de
Vecinos donde viví yo se democratizó en el año
Barrientos M.
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