Primera etapa: Elaboración y discusión de
los Principios del Auto-reglamento.
La primera parte de los resultados fue la discu-
sión y deliberación de los principios que guiarán
este reglamento. Durante las primeras sesiones
del taller, se levantaron seis categorías de traba-
jo; Transparencia, Participación Vecinal, Diversidad
Vecinal, Territorialidad y Responsabilidad Vecinal. A
continuación, se presentan algunas definiciones y
consensos que se establecieron en conjunto con
el grupo de vecinos y vecinas sobre algunas de
estas categorías.
Sobre la categoría de Participación Vecinal:
Todas las personas que viven en el barrio tienen la capaci-
dad de involucrarse e intervenir de forma consciente, activa
y directamente en las diferentes etapas que contempla el PP.
Para que la participación sea genuina y plena, su forma
debe ser directa en todos los planos, donde los participantes
puedan influir sin intermediarios o sin que haya terceros
que influyan en su voluntad de participar y decidir.
Otra categoría es la de Territorialidad: La par-
ticipación vecinal en el proceso que implica el Presupuesto
Participativo debe materializarse en los espacios barriales,
ya que son los espacios en que viven y donde identifican la
vida cotidiana los principales actores de este proceso, que
son los vecinos y vecinas del sector. Los objetivos y el con-
tenido de este mecanismo participativo deben reconocer las
características sociales y culturales que tienen los barrios
para su eficiente aplicación.
Segunda etapa: Elaboración y discusión de
las reglas del auto-reglamento.
En la segunda etapa del taller se discutió sobre
las reglas que regularán el auto-reglamento. En este
punto se levantaron seis reglas, que fueron las si-
guientes: Asamblea Vecinal, PP de carácter territorial
y temático, Participante Vecinal, Participación Directa,
Selección de proyecto y Proceso de Transparencia. A con-
tinuación, se presentan algunas definiciones y
consensos establecidos por los vecinos y vecinas
participantes, sobre algunas de estas categorías.
Acerca de la tercera Regla “Participante vecinal”
se construye el siguiente acuerdo colectivo: Se esta-
blece que quienes participan en el proceso del PP son todos
y todas las vecinas que viven o tienen alguna relación per-
manente en el barrio como los almaceneros, esto incluyendo
a menores de edad. En el caso de los arrendatarios, estos
deben llevar viviendo al menos cinco años en el sector.
Sobre el rol de los participantes se establece lo
siguiente: Es la voluntad y la acción individual de pro-
poner, decidir, aprobar o rechazar las propuestas o a los
representantes enmarcados en el proceso participativo. Su
rol implica una responsabilidad de proactividad frente al
proceso, como asistir a las reuniones y asambleas o infor-
marse por sí mismos, también apoyando a sus dirigentes y
Almonte C., et al.
representantes vecinales.
En cambio, la regla número cuatro “Participación
directa” señala el siguiente consenso: La participa-
ción directa es la forma más transparente y democrática
para llevar a cabo el proceso de Presupuesto Participativo
en nuestros barrios. Esta participación se debe aplicar pre-
cisamente en la definición de los proyectos sociales que se
deberán elegir.
En efecto, las categorías expuestas en este ca-
pítulo fueron propuestas, al igual que su conteni-
do, discutidas, reflexionadas y consensuadas por
los propios actores participantes de este proceso
de sistematización, cuyo conocimiento prácti-
co obtenido de este trayecto se materializa en el
diseño interno de un auto-reglamento para un
Presupuesto Participativo a nivel comunal.
DISCUSIÓN
El trabajo de abrir la discusión para profundizar
los niveles de involucramiento de los actores veci-
nales a la hora de discutir y resolver los contenidos
internos del PP permite extenderla y problema-
tizar la forma tradicional como se ha imaginado
hasta qué punto la ciudadanía puede participar en
estos procesos. Debido a esta apertura, el fondo
de la discusión de este artículo y los resultados de
la investigación que la sustentan, es problematizar
la idea de experticia y posicionar el saber ciudadano o
lego que posee el conjunto de la ciudadanía.
Este saber común lo podemos caracterizar de la
siguiente manera, como un saber que proyecta la
experiencia cotidiana, cuyos contenidos se refie-
ren a operaciones efectivas frente al mundo que
se vive. Este tipo de saber se concentra más bien
en actos que en ideas, donde la forma de operar
busca resolver problemas concretos y puntuales.
En este caso, se expresa en un mecanismo par-
ticipativo de carácter local que busca responder
a la problemática de la participación comunitaria
en sectores urbanos de características populares.
Otra característica de este tipo de conocimien-
to es tener un leguaje natural y simple, acorde al
contexto sociocultural en que se desenvuelve, y
que puede ser transmitido y captado fácilmente
por cualquier receptor. De ahí que predomine el
leguaje que opera desde el pragmatismo, evitando
aquellos lenguajes tecnificado o ilustrado.
Bajo esta conceptualización comprendida en
los resultados obtenidos, se permite estimar que
los vecinos y vecinas logren decidir las reglas en
la implementación de un mecanismo público, y
bajo esa capacidad logren introducir un amplio
abanico de acciones y actividades que muchas
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