Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 86

Primera etapa: Elaboración y discusión de los Principios del Auto-reglamento. La primera parte de los resultados fue la discu- sión y deliberación de los principios que guiarán este reglamento. Durante las primeras sesiones del taller, se levantaron seis categorías de traba- jo; Transparencia, Participación Vecinal, Diversidad Vecinal, Territorialidad y Responsabilidad Vecinal. A continuación, se presentan algunas definiciones y consensos que se establecieron en conjunto con el grupo de vecinos y vecinas sobre algunas de estas categorías. Sobre la categoría de Participación Vecinal: Todas las personas que viven en el barrio tienen la capaci- dad de involucrarse e intervenir de forma consciente, activa y directamente en las diferentes etapas que contempla el PP. Para que la participación sea genuina y plena, su forma debe ser directa en todos los planos, donde los participantes puedan influir sin intermediarios o sin que haya terceros que influyan en su voluntad de participar y decidir. Otra categoría es la de Territorialidad: La par- ticipación vecinal en el proceso que implica el Presupuesto Participativo debe materializarse en los espacios barriales, ya que son los espacios en que viven y donde identifican la vida cotidiana los principales actores de este proceso, que son los vecinos y vecinas del sector. Los objetivos y el con- tenido de este mecanismo participativo deben reconocer las características sociales y culturales que tienen los barrios para su eficiente aplicación. Segunda etapa: Elaboración y discusión de las reglas del auto-reglamento. En la segunda etapa del taller se discutió sobre las reglas que regularán el auto-reglamento. En este punto se levantaron seis reglas, que fueron las si- guientes: Asamblea Vecinal, PP de carácter territorial y temático, Participante Vecinal, Participación Directa, Selección de proyecto y Proceso de Transparencia. A con- tinuación, se presentan algunas definiciones y consensos establecidos por los vecinos y vecinas participantes, sobre algunas de estas categorías. Acerca de la tercera Regla “Participante vecinal” se construye el siguiente acuerdo colectivo: Se esta- blece que quienes participan en el proceso del PP son todos y todas las vecinas que viven o tienen alguna relación per- manente en el barrio como los almaceneros, esto incluyendo a menores de edad. En el caso de los arrendatarios, estos deben llevar viviendo al menos cinco años en el sector. Sobre el rol de los participantes se establece lo siguiente: Es la voluntad y la acción individual de pro- poner, decidir, aprobar o rechazar las propuestas o a los representantes enmarcados en el proceso participativo. Su rol implica una responsabilidad de proactividad frente al proceso, como asistir a las reuniones y asambleas o infor- marse por sí mismos, también apoyando a sus dirigentes y Almonte C., et al. representantes vecinales. En cambio, la regla número cuatro “Participación directa” señala el siguiente consenso: La participa- ción directa es la forma más transparente y democrática para llevar a cabo el proceso de Presupuesto Participativo en nuestros barrios. Esta participación se debe aplicar pre- cisamente en la definición de los proyectos sociales que se deberán elegir. En efecto, las categorías expuestas en este ca- pítulo fueron propuestas, al igual que su conteni- do, discutidas, reflexionadas y consensuadas por los propios actores participantes de este proceso de sistematización, cuyo conocimiento prácti- co obtenido de este trayecto se materializa en el diseño interno de un auto-reglamento para un Presupuesto Participativo a nivel comunal. DISCUSIÓN El trabajo de abrir la discusión para profundizar los niveles de involucramiento de los actores veci- nales a la hora de discutir y resolver los contenidos internos del PP permite extenderla y problema- tizar la forma tradicional como se ha imaginado hasta qué punto la ciudadanía puede participar en estos procesos. Debido a esta apertura, el fondo de la discusión de este artículo y los resultados de la investigación que la sustentan, es problematizar la idea de experticia y posicionar el saber ciudadano o lego que posee el conjunto de la ciudadanía. Este saber común lo podemos caracterizar de la siguiente manera, como un saber que proyecta la experiencia cotidiana, cuyos contenidos se refie- ren a operaciones efectivas frente al mundo que se vive. Este tipo de saber se concentra más bien en actos que en ideas, donde la forma de operar busca resolver problemas concretos y puntuales. En este caso, se expresa en un mecanismo par- ticipativo de carácter local que busca responder a la problemática de la participación comunitaria en sectores urbanos de características populares. Otra característica de este tipo de conocimien- to es tener un leguaje natural y simple, acorde al contexto sociocultural en que se desenvuelve, y que puede ser transmitido y captado fácilmente por cualquier receptor. De ahí que predomine el leguaje que opera desde el pragmatismo, evitando aquellos lenguajes tecnificado o ilustrado. Bajo esta conceptualización comprendida en los resultados obtenidos, se permite estimar que los vecinos y vecinas logren decidir las reglas en la implementación de un mecanismo público, y bajo esa capacidad logren introducir un amplio abanico de acciones y actividades que muchas 84