local en la toma de decisiones, ya sea en el centro
de salud que convoca, o en algún nivel descentra-
lizado de la estructura sanitaria, con un horizonte
claramente limitado en la posibilidad de influir en
condiciones estructurales o instalar en las discu-
siones, dimensiones políticas de la salud. Cuando
ello ocurre, se argumenta que “ese no es el espa-
cio” para tales discusiones. A su vez, la partici-
pación en las estructuras centrales del sistema de
salud es marginal, anecdótica y poco influyente en
el diseño o rediseño de los alcances o el perfil del
sistema de salud, aun cuando pueda contar con
muchos asistentes.
Por otro lado, en una dimensión espacial de los
escenarios de toma de decisiones, se ubica a los
que participan desde la comunidad, por fuera de
aquellos procesos, acciones y decisiones claves del
sector, las que se encuentran en “otro lugar”, el
que es considerado territorio de otros. Quienes
son incorporados en estas actividades de parti-
cipación son invitados, convocados, aceptados,
pero no integrados a la toma de decisiones clave.
No se observan acciones de participación vin-
culante en la distribución del presupuesto, en la
definición de prioridades estratégicas, en la elabo-
ración de planes locales o regionales, más allá de
excepciones anecdóticas.
consejos de desarrollo local, consejos de partici-
pación, cuentas públicas ‘participativas’, consultas
ciudadanas u otros mecanismos similares domi-
nan el escenario, escenario también fragmentado
en múltiples establecimientos de administración
y gestión municipal, dependiente de los servicios
de salud, de administración delegada, privados en
convenio, etc.
Sin embargo, destacan experiencias con ma-
yor grado de autonomía como el Consejo Pro
Hospital de Padre Las Casas (3), y se encuentran
además establecimientos de salud de administra-
ción delegada a organizaciones indígenas. Estas
últimas reciben anualmente recursos desde el es-
tado y se hacen responsables de prestaciones de
salud a una población en un territorio definido
en conjunto con el servicio de salud, y tienen la
posibilidad de gestionar además prestaciones de
salud del modelo sanitario indígena mapuche (4).
¿QUÉ ELEMENTOS ESTÁN A LA
BASE DE LA CONFIGURACIÓN
ACTUAL DE ESTE PANORAMA DE LA
PARTICIPACIÓN SOCIAL EN SALUD?
En primer lugar, la concepción del proceso sa-
lud-enfermedad como un campo apropiado por
el pensamiento sanitario dominante, construido
desde una perspectiva biomédica y radicado en
la noción de que la ausencia de enfermedad es la
base de la salud, y que ésta es una condición que
ocurre en la unidad biológica del individuo. Esta
concepción otorga entonces un privilegio domi-
nante a los técnicos que estudian y conocen de
los procesos biológicos del cuerpo, en particular
a los médicos, pero no exclusivamente, ya que la
mayor parte del personal sanitario conceptualiza y
desempeña sus roles desde esta perspectiva.
Ello se traduce en una relación asimétrica, en
que las opciones de los “legos” de penetrar en
el núcleo duro de las discusiones sobre salud se
ve coartada por una hegemonía teórico-procedi-
mental, que expropia las pretensiones del saber
no científico de tener un discurso válido en la ma-
teria. No pueden participar entonces más que en
cuestiones marginales y periféricas, pues el centro
del saber médico no les es propio. En consecuen-
cia, en el campo de la salud la concepción del otro
como un lego, desconocedor de los principios que
rigen el conocimiento tienden a invalidar el reco-
nocimiento del otro como poseedor de las com-
petencias para influir, tomar decisiones e incluso
siquiera opinar sobre aspectos de la salud desde
la perspectiva institucional, por tanto, sólo puede
¿CUÁNDO SE PARTICIPA?
En una dimensión programática, se puede por
una parte observar una especie de calendario de
participación, en el que se establecen reuniones,
mesas, hitos y actividades en las que puede ocurrir
la incorporación de personas de las organizacio-
nes funcionales y territoriales del nivel local. En
estas diversas actividades se registra la asistencia
y se capturan imágenes que respaldan las activida-
des. Esta dinámica se repite cada año, asociada a
eventos específicos bajo la conducción de la pro-
pia institución.
En una dimensión más histórica, en las últimas
décadas el perfil de la participación social en salud
no ha mostrado modificaciones sustantivas, y aun
cuando se han expresado con distinta intensidad
en diversos puntos del país movimientos ciuda-
danos por la salud desde una perspectiva política
autoconvocada, con mayor autonomía, la soste-
nibilidad de estas experiencias no ha modificado
la configuración habitual de la participación en el
conjunto del sector de salud del estado.
En La Araucanía el panorama de participación
social en salud muestra en general característi-
cas similares a las previamente esbozadas. Los
Neira J.
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