Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 56

local en la toma de decisiones, ya sea en el centro de salud que convoca, o en algún nivel descentra- lizado de la estructura sanitaria, con un horizonte claramente limitado en la posibilidad de influir en condiciones estructurales o instalar en las discu- siones, dimensiones políticas de la salud. Cuando ello ocurre, se argumenta que “ese no es el espa- cio” para tales discusiones. A su vez, la partici- pación en las estructuras centrales del sistema de salud es marginal, anecdótica y poco influyente en el diseño o rediseño de los alcances o el perfil del sistema de salud, aun cuando pueda contar con muchos asistentes. Por otro lado, en una dimensión espacial de los escenarios de toma de decisiones, se ubica a los que participan desde la comunidad, por fuera de aquellos procesos, acciones y decisiones claves del sector, las que se encuentran en “otro lugar”, el que es considerado territorio de otros. Quienes son incorporados en estas actividades de parti- cipación son invitados, convocados, aceptados, pero no integrados a la toma de decisiones clave. No se observan acciones de participación vin- culante en la distribución del presupuesto, en la definición de prioridades estratégicas, en la elabo- ración de planes locales o regionales, más allá de excepciones anecdóticas. consejos de desarrollo local, consejos de partici- pación, cuentas públicas ‘participativas’, consultas ciudadanas u otros mecanismos similares domi- nan el escenario, escenario también fragmentado en múltiples establecimientos de administración y gestión municipal, dependiente de los servicios de salud, de administración delegada, privados en convenio, etc. Sin embargo, destacan experiencias con ma- yor grado de autonomía como el Consejo Pro Hospital de Padre Las Casas (3), y se encuentran además establecimientos de salud de administra- ción delegada a organizaciones indígenas. Estas últimas reciben anualmente recursos desde el es- tado y se hacen responsables de prestaciones de salud a una población en un territorio definido en conjunto con el servicio de salud, y tienen la posibilidad de gestionar además prestaciones de salud del modelo sanitario indígena mapuche (4). ¿QUÉ ELEMENTOS ESTÁN A LA BASE DE LA CONFIGURACIÓN ACTUAL DE ESTE PANORAMA DE LA PARTICIPACIÓN SOCIAL EN SALUD? En primer lugar, la concepción del proceso sa- lud-enfermedad como un campo apropiado por el pensamiento sanitario dominante, construido desde una perspectiva biomédica y radicado en la noción de que la ausencia de enfermedad es la base de la salud, y que ésta es una condición que ocurre en la unidad biológica del individuo. Esta concepción otorga entonces un privilegio domi- nante a los técnicos que estudian y conocen de los procesos biológicos del cuerpo, en particular a los médicos, pero no exclusivamente, ya que la mayor parte del personal sanitario conceptualiza y desempeña sus roles desde esta perspectiva. Ello se traduce en una relación asimétrica, en que las opciones de los “legos” de penetrar en el núcleo duro de las discusiones sobre salud se ve coartada por una hegemonía teórico-procedi- mental, que expropia las pretensiones del saber no científico de tener un discurso válido en la ma- teria. No pueden participar entonces más que en cuestiones marginales y periféricas, pues el centro del saber médico no les es propio. En consecuen- cia, en el campo de la salud la concepción del otro como un lego, desconocedor de los principios que rigen el conocimiento tienden a invalidar el reco- nocimiento del otro como poseedor de las com- petencias para influir, tomar decisiones e incluso siquiera opinar sobre aspectos de la salud desde la perspectiva institucional, por tanto, sólo puede ¿CUÁNDO SE PARTICIPA? En una dimensión programática, se puede por una parte observar una especie de calendario de participación, en el que se establecen reuniones, mesas, hitos y actividades en las que puede ocurrir la incorporación de personas de las organizacio- nes funcionales y territoriales del nivel local. En estas diversas actividades se registra la asistencia y se capturan imágenes que respaldan las activida- des. Esta dinámica se repite cada año, asociada a eventos específicos bajo la conducción de la pro- pia institución. En una dimensión más histórica, en las últimas décadas el perfil de la participación social en salud no ha mostrado modificaciones sustantivas, y aun cuando se han expresado con distinta intensidad en diversos puntos del país movimientos ciuda- danos por la salud desde una perspectiva política autoconvocada, con mayor autonomía, la soste- nibilidad de estas experiencias no ha modificado la configuración habitual de la participación en el conjunto del sector de salud del estado. En La Araucanía el panorama de participación social en salud muestra en general característi- cas similares a las previamente esbozadas. Los Neira J. 54