Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 43

ORIGINALES: Escenarios Actuales las decisiones de salud (20) y permiten al paciente adquirir una mirada individual, compleja y adulta frente al bienestar y el tratamiento de enfermeda- des o padecimientos. Entre las lógicas colectivas que complejizan las relaciones terapéuticas desde el incremento de la participación ciudadana, se destaca la democrati- zación de las decisiones técnicas basadas en evi- dencia científica. Michel Callon utiliza el concepto de “Democracia dialógica” (21) para describir un escenario en el que el conocimiento científico y la sociedad civil se reencuentran, configurando “Foros Híbridos” que permitan el encuentro de la ciudadanía con las formas de conocer el mundo que propone la ciencia y viceversa, distinguiendo y promoviendo una re-apropiación democrática de los efectos sociopolíticos y organizativos que devienen de las evidencias científicas. Esta premisa de tránsito hacia una democracia dialógica coincide con los postulados de Nogueira (22) en términos de concebir a la sociedad civil como un factor de reconstrucción ética y dialógica de la vida social. Desde una mirada constructivista, la ciencia y la tecnología no son el producto de desarrollos lineales y deterministas, sino que res- ponden a tensiones y consensos históricos, entre diversos intereses y formas interpretativas, que se materializan en evidencias y artefactos (23). En este sentido, las tecnologías médicas, y por cierto las técnicas terapéutica, conservan en sus comprensiones y materialidades, una inmensa cantidad de supuestos y consensos sociales, cul- turales, políticos y económicos imbricados, que demandan una revisión ciudadana. Esta revisión “híbrida” busca socializar un entendimiento mu- tuo entre las ciencias y tecnologías médicas, y la ciudadanía, actualizando valores de bienestar, “buen vivir”, ”vida saludable” (24) cuidado o tra- to, entre otros, que permiten sostener el campo de la salud como un espacio democrático, abierto a la discusión colectiva, y sensible a las complejidades y cambios sociales. El ideal democratizador de la participación ciu- dadana en el campo de la salud supone la trian- gulación de la relación entre el paciente y el dis- positivo médico, incorporando racionalidades colectivas dialógicas que articulan las experiencias sociales complejas del individuo con los sistemas de salud (intereses, identidades, normas, valores, etc.), suspendiendo la mirada funcionalista que dota de excepcionalidad el ámbito de las prácticas y el poder que se ejerce en el campo de la medici- na. Para ello, es fundamental la apropiación tecno- lógica, o el desarrollo de tecnologías entrañables (25), es decir, tecnologías que permiten la com- prensión de la ciudadanía, y se empapan de valo- res democratizantes como es la disponibilidad, la polivalencia, la docilidad, la limitación, la rever- sibilidad, la recuperación, la comprensibilidad, la colaboración, la sostenibilidad y la responsabili- dad social. En Chile, un ejemplo de este tipo de acción ciu- dadana es la conmemoración del “Día internacio- nal de protesta contra el tratamiento de electros- hock”, cuyo objetivo es democratizar las técnicas que han derivado de una forma particular de con- cebir a los “locos” o las personas en situación de discapacidad mental, marcadas por la institucio- nalización, el aislamiento social, el desarraigo te- rritorial, social, cultural, político y económico de las enfermedades de salud mental, y el despliegue de instrumentos de tratamiento rechazados por los usuarios como es el electroshock, la reducción física, el aislamiento espacial, el excesivo uso de medicamentos o la despersonalización del sujeto. En esta dimensión de la interfaz de participación ciudadana, las tecnologías y las materialidades de la medicina se ponen en el foco de una interpe- lación política y cultural que busca disminuir sus opacidades y reconstruir la historia de sus confi- guraciones específicas. RELACIÓN ESPACIAL Y TERRITORIAL Como hemos señalado en las descripciones de la relación terapéutica y tecnológica, el espa- cio es un elemento fundamental de conservación o subversión del estado actual de la interfaz de participación ciudadana. El box clínico opera en su materialidad una serie de consensos acerca del grado de cercanía que puede tener el médico con el paciente, los tiempos de atención, la confiden- cialidad de los diálogos, la disposición del médi- co a exponer sus gustos personales, la cantidad de acompañantes, la satisfacción del usuario con su atención, etc. En la medida en que estos es- pacios se construyen bajo una lógica managerial, que busca volver eficiente el uso del tiempo y el espacio, la capacidad de generar nuevas agencias se deprime. Así también ocurre en el campo tec- nológico, en tanto los consensos históricos sobre la manera legítima de tratar una enfermedad se materializan en protocolos, instrumentos, formu- larios o máquinas que vuelven opaca la relación terapéutica. Como señalan Tirado y Domènech (26), los elementos extrasomáticos buscan volver repetitivas las acciones y decisiones humanas, y como tales, son objetos políticos que materializan 41 Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 37-45