Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 29

ORIGINALES: Historia de la Participación Social en Salud Arnaldo: ¡Claro!, hagámoslo. Después hicimos una escuela. Entonces ya…ellos pensaban en una cosa de madera, con fonola…no les dije yo. Nosotros teníamos un terreno de 66.000 mts2. Que era el espacio social que nos dejaba la coope- rativa. Entonces, en una parte, planeamos hacer un consultorio sólido. Yo le decía “Mire si hay un temblor fuerte, terremoto, tenemos que tener algo sólido en la población, donde recurrir”. “No, si aquí nunca pasa nada!” Y empezó un debate…y al final la gente se cargó por hacer una cosa de- finitiva. Entonces conversamos con el arquitecto que nos dijo que teníamos que hacer unos box, la parte de la farmacia, la sala de espera…todas esas cuestiones… Sebastián: y esto todo por cuenta de ustedes… Arnaldo: Claro. Y la diferencia estaba en que toda la gente entendía que había que hacer eso, no como ahora “que a mí no me importa” o “no tengo tiempo”. El día domingo salíamos con las palas y chuzos a trabajar en el consultorio. Porque cómo íbamos a atender los partos, las heridas, ac- cidentes. Teníamos que venir al Barros Luco, en la noche traer a una persona que iba a dar a luz a las 4 de la mañana por terrenos que no tenían calles. Entonces el consultorio ya era un lugar. Lo inauguramos, le pusimos techo, bolones. Todavía existe el consultorio, la construcción… Sebastián: ¿Y quién iba a trabajar ahí? ¿Los médicos? Arnaldo: Mira, era difícil que una persona dijera “voy a meterme por allá al campo”. Pero siem- pre hay alguien. En este caso un doctor bolivia- no, recién llegado a Chile, y él dijo “si, yo puedo, para empezar a trabajar”. Y fíjate tú que estuvo 12 años, empezando…porque se enamoró del tra- bajo… se enamoró de la participación que veía de las señoras que aprendían primeros auxilios. El les enseñaba distintas cosas. Interesantes para todas ellas. Empezó un hambre de saber cosas de medicina, de atención a los niños. Después conse- guimos en la Municipalidad la entrega de leche, y bueno. Así me fui metiendo en el tema de la salud en la práctica… Sebastián: La misma gente de ahí se empezó a capacitar, en primeros auxilios y cosas así… Arnaldo: Claro, después teníamos equipos de gente que en cualquier momento la gente estaba dispuesta al tratamiento de inyecciones. Que había que ir a caballo a donde una señora que necesitaba inyectarse. Era una vida de campo, pero yo siem- pre con la idea de que lo transformáramos a la manera en que yo lo había vivido. Que nunca me faltó nada…la vida de un miembro de las FF.AA, no era tan malo, pero llegué a una cuestión muy primitiva y eso me chocaba. Yo decía “tenemos que hacer cosas que vayamos nivelándonos a la manera como se debiera vivir”. Sebastián: ¿Qué nombre le pusieron al consultorio? Arnaldo: Era el Consultorio Malaquías Concha porque quedaba en esa zona. Entonces, ellos, con el tiempo la Municipalidad nos mandó otros mé- dicos, matronas, personal que daba cursos para que la gente aprendiera cosas. Y así me fui me- tiendo hasta que el año 72’ más o menos, tuve que ir a trabajar a la Araucanía. Estuve trabajando por allá más de un año. Conocí toda esa…la vida de la gente mapuche, en un proyecto de un lenguaje bilingüe que se estaba desarrollando en esa zona. En gobierno de la Unidad Popular. Así que me llamaron de Santiago el día 9 de Septiembre del 73’. Dejé todo eso y me vine a Santiago, porque allá… después me andaban buscando…pero yo ya estaba en mi lugar habitual. Así que, empezamos a vivir esa otra etapa. Yo tenía una admiración extraordinaria por la Fuerza Aérea, o sea yo me crie en las Fuerzas Aéreas prácticamente, muy cercano. Y ahí las cosas cam- biaron y en primer lugar mi señora fue torturada en Investigaciones. Quedó en muy malas condi- ciones. Entonces, al poco tiempo también mata- ron a patadas a un amigo, a un vecino de ahí. Lo mataron aquí en San Ramón. Entonces, todo eso me fue cambiando la manera de pensar…enton- ces yo dije “esta cuestión está mala. Esto tenemos que cambiarlo. Tenemos que volver a vivir de la forma que se vivía antes: con juntas de vecinos, cooperativa, con todos los mecanismos que tenía- mos antes para poder mejorar la vida de la gente. Así que me metí en esa lucha contra la dictadura y en ese camino… bueno tuve detenciones do- lorosas, mi hijo fue detenido en la Universidad de Concepción. Lo pasamos muy mal, muy mal. Estudiaba música y lo golpearon en un oído y le fracturaron la columna…pero logramos salir ade- lante, después de todo, ya nos quedamos con la cosa de la Salud. Entonces una de las demandas que teníamos en la comuna era, un hospital para La Granja. La Granja, antes era una sola: La Granja, La Pintana y San Ramón, todo era La Granja. Así que estu- vimos trabajando eso durante años. Hubo gen- te que cayó detenida por marchar, tuvimos que escaparnos varias veces de eso, haciendo pro- testas, cuestiones por el hospital de la Granja. Felizmente una vez que se recuperó la democra- cia en Chile, pasaron como 6 u 8 años, en que se 27 Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 15-28