tomando, pero la diferencia era que yo no toma-
ba…Fue así que cuando me empecé a estacionar en
el club… yo llevaba 4 meses ya rehabilitado, re-em-
prendiendo, y derrepente Don Lucho Acevedo me
dijo, con tanto tino “¿querís estudiar?”, y yo le dije,
“¿y qué voy a estudiar?” Me dijo “la Unión rehabi-
litadora de alcohólicos está haciendo un curso de
alcoholismo y yo quiero que te prepares como mo-
nitor”, “chsss” dije yo “vengo saliendo de la borra-
chera y me voy a preparar para monitor” Le dije yo,
cómo se le ocurre. No po’, me dijo: “eso es lo que
tienes que hacer, voy a mandar el informe porque
hay que tener un año de experiencia, pero yo lo
voy a mandar para que parezca que no te pegaste
el patillazo. Y vas a llegar con 1 año de abstinen-
cia al taller didáctico, pero eso es pa vos piola” me
recuerdo siempre, bueno entonces me mandaron
para allá. “No te preocupís anda pa’ alla y cuando
vuelvas te haces monitor del club trabajas como
rehabilitador para atender pacientes”… Ohhhhhh.
Yo inflado como pavo real, po’ hueón, como que
iba a ir a Hollywood y volver.
Entonces llegaba en la tarde de mi pega, me
bañaba, me ponía bonito y partía a Matucana a
estudiar. El taller duraba 1 año ¿Saben cuánto
tiempo estuve? 5 años. Me tuvieron que echar
¡Me encantó tanto lo que se conversaba, la temá-
tica de salud, que me enamoré! Y empecé a co-
nocer personajes como el Dr. Minoletti, Rolando
Chandía. Personajes que yo me acuerdo en la
medicina. Y después cuando hice mi tesis… fui
a la Universidad de Chile a hacer mi tesis como
monitor y a exponerle a los futuros profesores
que iban a salir a la cancha. Y yo dándole la me-
dia clase, y en ese entonces… porque fui cuando
cumplí el año, y ahí recién anduve un año chan-
tao’. Yo dando clases de alcoholismo y hacía un
año andaba curao’ como piojo. Y decía yo, “pero
puta ¿Cómo?” Entonces me metí en mi mente
que yo no podía fallar. Porque si me iban a dar
tremendo diploma y todo eso, con todos los ho-
nores. Llegó mi mamá, mis amigos, llegué a la
población, llegué al club, llegué al barrio, en una
oficina súper bonita. Después me dijeron “Como
ya te graduaste, a contra de este otro mes vas a
empezar a atender público.” Y empezaba a llegar
gente, yo los orientaba, era monitor. Y después
me salieron compromisos pa otros lados. Así co-
nocí el Arda cordillera, un Centro de rehabilita-
ción en Puente Alto. Y me hice tan famoso que
fui internacional en alcoholismo. Me profesiona-
licé en la temática de alcoholismo. Porque aparte
del testimonio tenía el otro elemento que yo había
estudiado. Entonces yo podía hablar de la melena,
Barrientos M., et al.
de la cirrosis hepática, de la hepatitis, todas las
cosas que estudié y que le pasa a un alcohólico.
Cuando se le corta la película a las 3 de la ma-
ñana, la amnesia, el delirium tremens, todos los
episodios alcohólicos. Entonces yo después, en la
unión me dijeron “Patricio hay que ir a Chillán
¿Puedes?” A Chillán iba yo. “Hay un evento en
Conce. Tenis que ir a Conce” Recorrí gran parte
de este país. Y era el niño mimado, era el chiche.
Presentación que yo hacía, había psicólogos y psi-
quiatras, médicos, exponentes, jefes de programas
de salud. Y yo me subía a la tarima, por eso es
que tengo esta personalidad que tengo… habían
500 o 600 personas; ni tiritaba. Yo terminaba mi
relato… y me ponían en cartelera igual que en
los circos “Viene el monitor de Santiago, Patricio
Martínez a contar su experiencia”. Era una cosa
media testimonial. Terminaba la esta y, en síntesis,
yo me bajaba, terminaban todos los expositores,
y había 50 personas a mi alrededor entrevistándo-
me “¿Dónde atiende usted? ¿Cuál es su consulta?
Y el médico, el psiquiatra, 4 o 5 personas…todos
conmigo. Y yo decía “¿Y por qué pasa esta hueaa?
Si yo no soy profesional?” Y después entendí que
lo testimonial, era lo mejor para la familia. Yo me
paraba al medio tipo pastor evangélico y le decía:
“usted se acuerda de su alca seca, sabe lo que es
la melena, el síndrome de abstinencia ¿Cómo es?
¿Y el temblor con qué lo arreglamos?” y los com-
padres quedaban así… y así empezábamos, así.
Yo, por las mías, hice un ejercicio matemático, y
le preguntaba a los pacientes ¿Cuántos años llevay
tomando? Yo decía “les voy a calcular los 5 años
que ha tomado” ¿Cuánto tiempo llevay viejito?
“Puta, llevo años en esto” ¿Y cuanto te gastay?
“Me gasto 2 o 3 gambas”. Pongámosle 2 gambitas
mensuales, le decía yo. O sea en un año estamos
hablando de 2 millones, pongámosle 2 millones.
En los últimos 5 años de tu vida, te hay mamado
10 millones. Y yo te pregunto viejito ¿Donde vi-
vis? “No, si yo vivo de allegado donde mi suegra”
¿No creí que te has tomado la casa propia? Y eso
los despertaba a los viejos y yo hacía un cálculo
de cuanto se había tomado el viejo en su vida y
que vivía en una pieza de 3x3. Me decían que no
tenían ni blue jeans…eso salió de mí, sólo.
Después, el último año estudie alcoholismo con
el cura Sergio Naser en la José María Caro y me
dejó peineta en tratamiento para alcoholismo. Y ahí
inventé la cura de sueño yo, con la clorpamazina
de 100 mg, subiendo la está para bajar a la esta,
lo aprendí todo por las mías y me asocié con una
asistente social que se llamaba Amanda Villalba, y
el médico de ese entonces…por qué cuento esta
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