Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 20

tomando, pero la diferencia era que yo no toma- ba…Fue así que cuando me empecé a estacionar en el club… yo llevaba 4 meses ya rehabilitado, re-em- prendiendo, y derrepente Don Lucho Acevedo me dijo, con tanto tino “¿querís estudiar?”, y yo le dije, “¿y qué voy a estudiar?” Me dijo “la Unión rehabi- litadora de alcohólicos está haciendo un curso de alcoholismo y yo quiero que te prepares como mo- nitor”, “chsss” dije yo “vengo saliendo de la borra- chera y me voy a preparar para monitor” Le dije yo, cómo se le ocurre. No po’, me dijo: “eso es lo que tienes que hacer, voy a mandar el informe porque hay que tener un año de experiencia, pero yo lo voy a mandar para que parezca que no te pegaste el patillazo. Y vas a llegar con 1 año de abstinen- cia al taller didáctico, pero eso es pa vos piola” me recuerdo siempre, bueno entonces me mandaron para allá. “No te preocupís anda pa’ alla y cuando vuelvas te haces monitor del club trabajas como rehabilitador para atender pacientes”… Ohhhhhh. Yo inflado como pavo real, po’ hueón, como que iba a ir a Hollywood y volver. Entonces llegaba en la tarde de mi pega, me bañaba, me ponía bonito y partía a Matucana a estudiar. El taller duraba 1 año ¿Saben cuánto tiempo estuve? 5 años. Me tuvieron que echar ¡Me encantó tanto lo que se conversaba, la temá- tica de salud, que me enamoré! Y empecé a co- nocer personajes como el Dr. Minoletti, Rolando Chandía. Personajes que yo me acuerdo en la medicina. Y después cuando hice mi tesis… fui a la Universidad de Chile a hacer mi tesis como monitor y a exponerle a los futuros profesores que iban a salir a la cancha. Y yo dándole la me- dia clase, y en ese entonces… porque fui cuando cumplí el año, y ahí recién anduve un año chan- tao’. Yo dando clases de alcoholismo y hacía un año andaba curao’ como piojo. Y decía yo, “pero puta ¿Cómo?” Entonces me metí en mi mente que yo no podía fallar. Porque si me iban a dar tremendo diploma y todo eso, con todos los ho- nores. Llegó mi mamá, mis amigos, llegué a la población, llegué al club, llegué al barrio, en una oficina súper bonita. Después me dijeron “Como ya te graduaste, a contra de este otro mes vas a empezar a atender público.” Y empezaba a llegar gente, yo los orientaba, era monitor. Y después me salieron compromisos pa otros lados. Así co- nocí el Arda cordillera, un Centro de rehabilita- ción en Puente Alto. Y me hice tan famoso que fui internacional en alcoholismo. Me profesiona- licé en la temática de alcoholismo. Porque aparte del testimonio tenía el otro elemento que yo había estudiado. Entonces yo podía hablar de la melena, Barrientos M., et al. de la cirrosis hepática, de la hepatitis, todas las cosas que estudié y que le pasa a un alcohólico. Cuando se le corta la película a las 3 de la ma- ñana, la amnesia, el delirium tremens, todos los episodios alcohólicos. Entonces yo después, en la unión me dijeron “Patricio hay que ir a Chillán ¿Puedes?” A Chillán iba yo. “Hay un evento en Conce. Tenis que ir a Conce” Recorrí gran parte de este país. Y era el niño mimado, era el chiche. Presentación que yo hacía, había psicólogos y psi- quiatras, médicos, exponentes, jefes de programas de salud. Y yo me subía a la tarima, por eso es que tengo esta personalidad que tengo… habían 500 o 600 personas; ni tiritaba. Yo terminaba mi relato… y me ponían en cartelera igual que en los circos “Viene el monitor de Santiago, Patricio Martínez a contar su experiencia”. Era una cosa media testimonial. Terminaba la esta y, en síntesis, yo me bajaba, terminaban todos los expositores, y había 50 personas a mi alrededor entrevistándo- me “¿Dónde atiende usted? ¿Cuál es su consulta? Y el médico, el psiquiatra, 4 o 5 personas…todos conmigo. Y yo decía “¿Y por qué pasa esta hueaa? Si yo no soy profesional?” Y después entendí que lo testimonial, era lo mejor para la familia. Yo me paraba al medio tipo pastor evangélico y le decía: “usted se acuerda de su alca seca, sabe lo que es la melena, el síndrome de abstinencia ¿Cómo es? ¿Y el temblor con qué lo arreglamos?” y los com- padres quedaban así… y así empezábamos, así. Yo, por las mías, hice un ejercicio matemático, y le preguntaba a los pacientes ¿Cuántos años llevay tomando? Yo decía “les voy a calcular los 5 años que ha tomado” ¿Cuánto tiempo llevay viejito? “Puta, llevo años en esto” ¿Y cuanto te gastay? “Me gasto 2 o 3 gambas”. Pongámosle 2 gambitas mensuales, le decía yo. O sea en un año estamos hablando de 2 millones, pongámosle 2 millones. En los últimos 5 años de tu vida, te hay mamado 10 millones. Y yo te pregunto viejito ¿Donde vi- vis? “No, si yo vivo de allegado donde mi suegra” ¿No creí que te has tomado la casa propia? Y eso los despertaba a los viejos y yo hacía un cálculo de cuanto se había tomado el viejo en su vida y que vivía en una pieza de 3x3. Me decían que no tenían ni blue jeans…eso salió de mí, sólo. Después, el último año estudie alcoholismo con el cura Sergio Naser en la José María Caro y me dejó peineta en tratamiento para alcoholismo. Y ahí inventé la cura de sueño yo, con la clorpamazina de 100 mg, subiendo la está para bajar a la esta, lo aprendí todo por las mías y me asocié con una asistente social que se llamaba Amanda Villalba, y el médico de ese entonces…por qué cuento esta 18