Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 19

ORIGINALES: Historia de la Participación Social en Salud 20.500; porque existe una Ley de los adultos ma- yores que es muy poco conocida, que es una ley que se aprobó en la convención en noviembre del 2017. Entonces le estoy sacando punta al lápiz en ese tema, que es muy desconocido y poco difun- dido, vamos a crear la Red de Observadores del AM sobre el maltrato, por aquí, por allá, me hice amigo de unas ONG de unas personas, y resultó ese equipo en la Comuna y tuvimos nuestra pri- mera experiencia ayer de hacer un conversatorio. Sebastián: ¿Cómo llega usted a temas de participación? Patricio: Mira yo voy a contar, que con la pre- gunta anterior me estaba acordando, de cómo llegué al tema de Salud. Yo partí como dirigente deportivo a la edad de 16 años, ahí partí en un Club de deportivo que estaba muy cerca de mi casa, en La Pintana, Club Deportivo Luis López, asociado a la Asociación deportes Santa Rosa Sur y yo no hallaba la hora de cumplir los 18 años, porque si no tenía la mayoría de edad no podía ser delegado, entonces allí me llevaba otro viejo a las reuniones, hice práctica e iba a reuniones durante 2 años, cabeceaba como cabro y me quedaba en las reuniones aguijoneando. Sebastián: ¿Y por qué quería ser dirigente? Patricio: ¡Porque lo sentía! Como cabro, y este finao’, el finao Salas, le decía a mi mamá “Sra. Luisa voy a llevar al Patito al club” y ahí me quedo gustando. Cabro yo, 16 años, a esa edad iba al co- legio. Me iba a buscar el finao Salas y me acuerdo que habían otros viejos…y decían “este hueón va a salir bueno”, yo me sentaba en una sillita con gente de 40 y 50 años, escuchaba las reuniones en la Asociación y ahí agarré vuelo, como estaba me- tido en el Club y empecé a llevar a los infantiles a la cancha, y después cumplí los 18 años y me con- vertí en el delegado más joven de la asociación, y me pusieron todas las fichas como delegado del Club. Ahí partió mi carrera como dirigente, pero eso tuvo un costo en mi vida porque yo me dedica- ba…eh… no terminé mis estudios y me puse a trabajar como jardinero con mi papá. Como me pasó eso, en esos años trabajaba en gran Avenida, cuando me independicé como jardinero ganaba, en plata de ahora, como 20 o 25 lucas, entonces yo como cabro, tenía harta plata y como en el fut- bol lo que más abunda es el copete, me puse bue- no para el copete, y me hice profesional pal tra- go, un magíster en copete. Entonces ¿Qué pasó? Toqué fondo a la edad de 27 años. Prácticamente, me convertí en un bebedor excesivo, alcohóli- co… ponle todos los títulos. Empecé tomando un viernes, después terminé un sábado y después ter- minaba un día martes y, entonces, ese era futbol en esos años. Me puse irresponsable en el trabajo. Como trabajaba particular, ya no trabajaba el lu- nes en la pega. Mi papá me remecía. Andaba con el hachazo terrible. Entonces mi mamá dio una lucha conmigo ¡Me mandé cualquier cagada! Y cerquita de mi casa, había un centro de rehabilitación que se llama “El nido de los pájaros alegres”; muy comentado, muy conocido. Y el presidente de ese centro, Don Luis Acevedo que en paz descanse, me veía los días domingos sentado en una piedra curado por- que yo trasnochaba: “estoy esperándote hueón”. Y un día que se me pelaron los cables me mandé una cagada tan grande, que eso me hizo reflexio- nar: casi me mato. En tiempos de dictadura yo bromeaba: “hay que amedrentar a este hueón que es facho”. Viví una muy mala experiencia, estu- ve cerca de un delirium tremens yo. Entonces ahí me acordé de mi amigo, que me quería, y llegué con terno manchado con vino, llegué donde Don Lucho. Mi mamá sufría mucho conmigo porque era el único hijo borracho que tenía, entonces llegué al centro de rehabilitación y empecé en mi camino de sanarme en la Salud Pública a través de un trata- miento ambulatorio, para el copete. Así empezó mi tema en Salud. Entonces ¿Qué fue lo que paso? Debo confesar que empecé y a los 8 meses recaí. No aguanté y me pegué la patiná. Junte plata, compraba volanti- nes, trabajaba harto. En la semana tenía 100 lucas y no hallaba en que gastarlas. Me recaí porque yo era bueno para el canto, la talla, bueno para los amigos. En esos años se compraban las cervezas por caja, entonces yo decía: “ponga 3 cajones no más” …y eso me llevó a tocar fondo. Dije “tengo que darle un vuelco a mi vida”. Mi vieja estaba tan contenta y yo tenía tanta vergüenza de haber recaído. Y me fueron a buscar los del centro. Y fue mi amigo: “tenis que volverte a parar. Sabíamos que ibas a recaer, no tengay vergüenza” ¡Yo era el rehabilitado más joven del fardo de viejos que había ahí! Porque yo era el más cabro, tenía 27 años mientras todos los viejos tenían 40 o 50. Entonces, yo ahí dije “voy a volver, pero si fallo no vuelvo más”. Cuando llegué todos “ay por fin viene el Pato”. Todos contentos. Estaba en la tera- pia, nadie me criticó, nadie me dijo nada y pensé en la acogida que me dieron, que fue buena. Otros amigos me conversaban “vo’ soy inteligente, tenis que llevar tu vida esporádicamente, ven todos los días para acá”. Yo iba a la cancha y todos estaban 17 Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 15-28