Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°3 | Page 181

Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 179-183 RESEÑAS Bienaventurada vejez Robert Redeker, FCE Colombia, 2017. F ondo de Cultura Económica es una ver- dadera obra maestra editorial. Entre tan- tos detalles notables que componen ese carácter peculiar, destaca su capacidad para man- tener líneas editoriales particulares en los países en que se afinca. Los argentinos han aprovechado de explotar al máxima la veta pos estructuralista, por ejemplo editando a Foucault en plenitud. El libro que comentamos es traducido y pu- blicado en Colombia, un territorio editorial con poco impacto sobre Chile. Es una valiosa sorpre- sa que sea este autor, este pensamiento y la vejez misma como valor, lo que se anude en este libro. Vamos en ese mismo orden. Se trata de un fi- lósofo francés –nacido en 1956-- que realiza una vida semiclandestina desde que en el 2006 tras publicar una columna anti islámica, recibió muy concretas amenazas de muerte. Colombia y España sin embargo lo han recibido y han divul- gado su obra. En Colombia FCE también junto a Luna Libros, ha publicado un libro anterior suyo, llamado Egobody. La fábrica del hombre nuevo. Un autor que nos sacude con una frase contun- dente: “la epidemia de higienismo y de sanitaris- mo es una lejana consecuencia del acontecimiento que Nietszche llamó la muerte de Dios”. La primera lectura nos dice que estamos sien- do apuntados en nuestras prácticas y que quizás debamos pensar que ellas tienen un profundo origen metafísico, como es la muerte de Dios o un ateísmo desesperado. Luego nos adiciona: “hi- gienismo y sanitarismo son incapaces de soportar lo que se opone a ellos que por otra parte es la realidad, la vejez y la muerte, en fin, la misma con- dición humana”. De aquí en adelante tendremos que pensar dos veces, antes de poner el envejeci- miento poblacional como un problema de salud pública. Pues para Redeker, la vejez no es para nada un problema, sino el momento de la sabidu- ría. Vivir es intentar ser viejo. Redeker es un autor particularmente complejo. Se lanza contra los anhelos antihumanistas de los estructuralistas y post estructuralistas y resucita dos mitos que me parecen definitivamente ago- tados: la excepcionalidad humana y el sentido del sufrimiento. Es una filosofía de cuño heideggeria- no, que intenta pensar un cristianismo ateo. Para esa empresa, delimita con abismal separación la condición humana respecto de la animal. Incluso dice que los animales no tienen condición, ya que no están en el mundo, y que el animal ignora el desamparo y la desnudez. Su valoración del sufri- miento es propiamente cristiana y se basa en una profusión de autores de esa tradición. Pero me parece que esos aspectos no invalidan el argumento principal: la vejez no es un proble- ma. Y si hoy la vejez es un pueblo contra el cual estamos en guerra, es porque buscamos arrojar la transitoriedad de la vida, en un presente dinamiza- do sin sentido. Con eso, mas allá de si aceptamos algunas de sus generalizaciones y afirmaciones ta- jantes, entramos en el terreno de la valoración de la vejez y la mortalidad. Difícil desafío para sani- taristas e higienistas. Pero urgente. 179