Cuad Méd Soc (Chile) 2018, 58 (3): 133-136
ORIGINALES:
Dossier Alma Ata
40 años de Alma-Ata: ¿en qué mundos vivimos la
salud pública?
40 years of Alma-Ata: in which worlds do we live public health?
Yuri Carvajal 1
H
ace 40 años se podía escribir en la declaración de Alma-Ata, Salud para todos el año 2000: “El
desarrollo económico y social, basado en un Nuevo Orden Económico Internacional, es de
importancia fundamental para lograr el grado máximo de salud para todos” como una bandera
aglutinante de la salud pública.
Para un salubrista actual es casi imposible entender esa frase. Pocos sabrán que Fidel Castro enarboló
el NOEI como su bandera desde mediados de los 70 y que André Gunder Frank cuestionó esa expresión
severamente en su libro La Crisis Mundial. Ambos personajes son ilustres desconocidos para la mayoría.
El mundo que vivimos hace 40 años en varios aspectos ya no es el mundo en que vivimos actualmente.
Entender lo que nos separa de ese mundo o de esa globalización, es también entender lo que hoy pudiera
significar Salud Pública.
Sobre todo porque parece haber triunfado la economía como modo de gobierno, sustituyendo a la
política.
Un ejercicio prudente para todos aquellos que ya preparan conmemorar los 40 años desde la firma de
la declaración, en la capital de una república de un país inexistente. Partiendo sólo por la primera letra
de nuestro alfabeto, a la manera del autodidacta de Sartre, revisaremos cuatro palabras cuyo uso previo
o ausencia, insinúan el abismo entre mundos extintos y mundos originados, pero sugieren también las
continuidades.
1. AZT
El inicio de las terapias antiretrovirales ocurrido a mediados de los 80 es una de esas expresiones radicales
de transformaciones mundanas. El AZT, Aziotimidina, mas conocido como zidovudina fue aprobado el 20
de marzo de 1987 por la FDA para el tratamiento del SIDA. Aunque el medicamento había sido elaborado
en los años 60, su entrada en la escena política fue posible tras el inicio de la pandemia.
Si la pandemia de VIH llevó a una comprensión nueva de los virus, la actividad colectiva desencadenada
por las organizaciones de enfermos, familias y amigos produjo una intensa transformación en los ensayos
clínicos, los criterios éticos para el uso de placebos (9). La producción de medicamentos bajo el nuevo régi-
men de patentes de los TRIPS en la remozada OMC y la frágil actividad de la OMS al respecto, han puesto
la relación industria salud pública en un campo muy distinto (1). Qué decir de las industrias del diagnóstico
y del tratamiento y del régimen maquínico de asistencia a los enfermos.
Alguien ha dicho con mucha razón que nos falta un Foucault del siglo XX para la historia de la medicina
(“We have no Foucault for the later nineteenth century and the early twentieth century”(15). Alguien que
haga además la arqueología de la mirada médica en tiempos de RNM, TAC, PCR.
Por el lado de la acción colectiva, la identidad sexual, fuertemente cuestionado por feministas y gays, se
ha abierto en una proliferación de devenires. Pertenecer a una minoría hoy es la posibilidad más cierta de
calcularse como mayoría.
En 1989 la OIT reconoció los derechos de los pueblos indígena, cuya presencia en Alma-Ata estaba
bastante deslavada. Pueblos originarios que ya no se reivindican campesinos o aliados de un mítico y uni-
versal proletariado. Pueblos originarios parte de los movimientos sociales –no olvidemos los movimientos
Recibido el 8 de septiembre de 2018. Aceptado el 04 de octubre de 2018.
1 Director Editor Cuadernos Médico Sociales. Correspondencia a: [email protected]
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