(21). Desde una perspectiva más amplia, el “hos-
tigamiento sexual” ha sido tradicionalmente una
forma de excluir a las mujeres de los espacios pú-
blicos, reduciéndolas a su rol sexual y forzando su
lugar en el espacio doméstico (22).
Desde un punto de vista histórico, se identifica
como una primera fase de denuncia colectiva la
que se dio en los movimientos feministas de la
década de los 70 en Estados Unidos. Las denun-
cias empezaron a hacer pública una realidad ex-
tendida y silenciada, que se ha desarrollado tanto
en el espacio privado (el hogar) como en diversos
espacios públicos, tales como establecimientos
educacionales y lugares de trabajo (20).
El acoso sexual atenta contra los derechos de
las trabajadoras, afectando en diversas formas sus
condiciones de vida y de trabajo, y provocando
graves problemas de salud, tanto físicos como
psicológicos (23). También, el acoso compromete
el clima laboral en su conjunto, el cual se vuelve
inseguro para las víctimas y la comunidad (24).
de las mujeres refirieron haber percibido sesgos
de género en el ambiente académico, versus un
22% de los hombres (p<0.001) (27).
A la luz de las estadísticas y el contexto sociopo-
lítico actual, el abordaje del acoso sexual y discri-
minación a la mujer en los establecimientos de
salud es urgente. Por un lado, es necesario avan-
zar hacia una solución estructural, que implica la
erradicación de la cultura patriarcal que provoca el
acoso, desarticulando los estereotipos y prácticas
que reproducen las inequidades de género (28).
Por otro, es necesario establecer una política inte-
gral para abordar el acoso en los establecimientos
de salud (29). Esta política debe incluir distintos
ejes, tales como la promoción de relaciones igua-
litarias, estrategias de prevención del acoso, aten-
ción de los casos, desarrollo de evidencia y meca-
nismos de reparación a las víctimas (24).
Con respecto a la denuncia, un primer paso es
el desarrollo de protocolos efectivos en la materia,
los cuales son documentos que contienen las nor-
mas, objetivos, estrategias y procedimientos para
abordar el acoso sexual en el establecimiento (24).
En cuanto a la situación en los establecimientos de
salud, desde el 2017 a nivel ministerial se exige que
todos los establecimientos de salud tengan desarro-
llados sus propios protocolos de acoso sexual (30).
Sin embargo, la existencia de protocolos lamen-
tablemente no asegura la denuncia de los casos
de acoso. Las víctimas frecuentemente no denun-
cian por desconocimiento de sus derechos, des-
confianza en la institución y procedimientos de
denuncia o miedo a que no sean consideradas y a
tener consecuencias negativas en su trabajo (31).
Para abordar las limitaciones de los protocolos,
una experiencia pionera es la que se generó por
un grupo de académicas de astronomía, las cuales
crearon un sistema de apoyo y rescate a víctimas
de acoso sexual. Este consiste en grupos de aca-
démicas de cargos superiores que usan distintivos
especiales y están disponibles para apoyar a cole-
gas que estén pasando por situaciones de acoso
o discriminación, entregando ayuda libre de pre-
juicios (32). Si bien a la fecha no contamos con
información acerca de la existencia de tales expe-
riencias en el campo de la medicina, se ha evalua-
do que es una alternativa que se perfila como inte-
resante para abordar algunas de las mencionadas
limitaciones de los protocolos.
Con respecto a la acción gremial, el Colegio
Médico de Chile crea la Comisión de Género y
Salud en Enero 2018. En el contexto de la con-
memoración internacional del día de la mujer, la
comisión lanza la campaña #EnSaludTambién,
ACOSO SEXUAL EN LA PRÁCTICA
MÉDICA
El acoso sexual es una práctica extendida en la
medicina, que se promueve por las relaciones je-
rárquicas de la disciplina. Lamentablemente, éste
se constituye como una práctica típica y cotidiana
en los establecimientos de salud e instituciones
educacionales.
La información estadística sobre esta práctica
es escasa a nivel local. A nivel nacional, el único
estudio disponible bajo nuestro conocimiento es
el desarrollado por la agrupación Residentes Chile
en el año 2016 (25). En éste, de 1.108 miembros
encuestados, un 20% relata haber sufrido algún
tipo de acoso sexual, entre los cuales un 14% fue
víctima de un acercamiento intimidante (tal como
“tocar cintura, hablar al oído, besos no desea-
dos”). A nivel internacional, una encuesta del año
1993 aplicada a 82 residentes de la Universidad de
California en Estados Unidos reveló que un 73%
de las mujeres y un 22% de los hombres refirieron
haber sido víctimas de acoso sexual al menos una
vez durante su residencia (26).
Con respecto a la situación en la academia
médica, un estudio en el año 2016 evaluó situa-
ciones de acoso y discriminación de género en
1.066 académicos y académicas de una Facultad
de Medicina en Estados Unidos. Los resultados
señalan que un 30% de las mujeres refirió haber
experimentado personalmente acoso, versus un
4% de los hombres (p<0.001). Además, un 70%
Crispi F., et al.
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