Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°2 | Page 22

(21). Desde una perspectiva más amplia, el “hos- tigamiento sexual” ha sido tradicionalmente una forma de excluir a las mujeres de los espacios pú- blicos, reduciéndolas a su rol sexual y forzando su lugar en el espacio doméstico (22). Desde un punto de vista histórico, se identifica como una primera fase de denuncia colectiva la que se dio en los movimientos feministas de la década de los 70 en Estados Unidos. Las denun- cias empezaron a hacer pública una realidad ex- tendida y silenciada, que se ha desarrollado tanto en el espacio privado (el hogar) como en diversos espacios públicos, tales como establecimientos educacionales y lugares de trabajo (20). El acoso sexual atenta contra los derechos de las trabajadoras, afectando en diversas formas sus condiciones de vida y de trabajo, y provocando graves problemas de salud, tanto físicos como psicológicos (23). También, el acoso compromete el clima laboral en su conjunto, el cual se vuelve inseguro para las víctimas y la comunidad (24). de las mujeres refirieron haber percibido sesgos de género en el ambiente académico, versus un 22% de los hombres (p<0.001) (27). A la luz de las estadísticas y el contexto sociopo- lítico actual, el abordaje del acoso sexual y discri- minación a la mujer en los establecimientos de salud es urgente. Por un lado, es necesario avan- zar hacia una solución estructural, que implica la erradicación de la cultura patriarcal que provoca el acoso, desarticulando los estereotipos y prácticas que reproducen las inequidades de género (28). Por otro, es necesario establecer una política inte- gral para abordar el acoso en los establecimientos de salud (29). Esta política debe incluir distintos ejes, tales como la promoción de relaciones igua- litarias, estrategias de prevención del acoso, aten- ción de los casos, desarrollo de evidencia y meca- nismos de reparación a las víctimas (24). Con respecto a la denuncia, un primer paso es el desarrollo de protocolos efectivos en la materia, los cuales son documentos que contienen las nor- mas, objetivos, estrategias y procedimientos para abordar el acoso sexual en el establecimiento (24). En cuanto a la situación en los establecimientos de salud, desde el 2017 a nivel ministerial se exige que todos los establecimientos de salud tengan desarro- llados sus propios protocolos de acoso sexual (30). Sin embargo, la existencia de protocolos lamen- tablemente no asegura la denuncia de los casos de acoso. Las víctimas frecuentemente no denun- cian por desconocimiento de sus derechos, des- confianza en la institución y procedimientos de denuncia o miedo a que no sean consideradas y a tener consecuencias negativas en su trabajo (31). Para abordar las limitaciones de los protocolos, una experiencia pionera es la que se generó por un grupo de académicas de astronomía, las cuales crearon un sistema de apoyo y rescate a víctimas de acoso sexual. Este consiste en grupos de aca- démicas de cargos superiores que usan distintivos especiales y están disponibles para apoyar a cole- gas que estén pasando por situaciones de acoso o discriminación, entregando ayuda libre de pre- juicios (32). Si bien a la fecha no contamos con información acerca de la existencia de tales expe- riencias en el campo de la medicina, se ha evalua- do que es una alternativa que se perfila como inte- resante para abordar algunas de las mencionadas limitaciones de los protocolos. Con respecto a la acción gremial, el Colegio Médico de Chile crea la Comisión de Género y Salud en Enero 2018. En el contexto de la con- memoración internacional del día de la mujer, la comisión lanza la campaña #EnSaludTambién, ACOSO SEXUAL EN LA PRÁCTICA MÉDICA El acoso sexual es una práctica extendida en la medicina, que se promueve por las relaciones je- rárquicas de la disciplina. Lamentablemente, éste se constituye como una práctica típica y cotidiana en los establecimientos de salud e instituciones educacionales. La información estadística sobre esta práctica es escasa a nivel local. A nivel nacional, el único estudio disponible bajo nuestro conocimiento es el desarrollado por la agrupación Residentes Chile en el año 2016 (25). En éste, de 1.108 miembros encuestados, un 20% relata haber sufrido algún tipo de acoso sexual, entre los cuales un 14% fue víctima de un acercamiento intimidante (tal como “tocar cintura, hablar al oído, besos no desea- dos”). A nivel internacional, una encuesta del año 1993 aplicada a 82 residentes de la Universidad de California en Estados Unidos reveló que un 73% de las mujeres y un 22% de los hombres refirieron haber sido víctimas de acoso sexual al menos una vez durante su residencia (26). Con respecto a la situación en la academia médica, un estudio en el año 2016 evaluó situa- ciones de acoso y discriminación de género en 1.066 académicos y académicas de una Facultad de Medicina en Estados Unidos. Los resultados señalan que un 30% de las mujeres refirió haber experimentado personalmente acoso, versus un 4% de los hombres (p<0.001). Además, un 70% Crispi F., et al. 20