Se entiende por perspectiva de género una for-
ma de mirar los procesos sociales que incorpora
de manera sistemática el principio de igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres en las
instituciones y en la sociedad, con el fin de impul-
sar la adquisición, tanto individual como colecti-
va, de las herramientas necesarias para superar los
obstáculos que impiden la igualdad y equidad real
(2) (15).
El trabajo en torno a este propósito es un gran
desafío para las universidades formadoras de pro-
fesionales de la salud. En nuestra experiencia en
la Universidad de Santiago de Chile, enfrentamos
este proceso desde un modelo constructivista,
por ello incentivamos el desarrollo de un pensa-
miento reflexivo crítico arraigado en la corriente
humanista. Debido a que posibilita comprender
la salud situada, un fenómeno que abarca e imbri-
ca la salud del o la profesional a nivel individual
hasta y con la salud de las personas y comunida-
des con las que trabajan. Además, la reflexividad
crítica contribuye a la construcción de sujetos-as
deliberativos-as que además de ser expertos en sa-
lud, sean a través de sus competencias, agentes de
cambio.
Un aprendizaje profundo para la igualdad de
derechos y la deconstrucción de los significados
culturales y representaciones sociales de subor-
dinación, requieren el uso de metodologías par-
ticipativas-reflexivas que aborden la dimensión
emocional y no sólo el aprendizaje cognoscitivo.
El cambio cultural para avanzar en la igualdad de
género precisa que los y las estudiantes tomen
conciencia de sus saberes y creencias respecto al
género y las relaciones de poder que conlleva el
sistema sexo-género hegemónico que se resiste a
disminuir las brechas naturalizadas.
Consecuentemente, como pilares de la metodo-
logía propuesta, se identifican tres ejes de inter-
vención. Primer eje; el contexto sociocultural de
la salud, segundo eje; la epistemología cualitativa
y tercer eje; la realidad generizada.
El primer eje propone que la variabilidad del sis-
tema sexo-género, lo que implica abordar la salud
de las personas y de las comunidades de forma
situada, es decir identificar los contextos sociocul-
turales particulares, que, aunque mantienen una
matriz cultural común tienen diferencias específi-
cas asociadas a la interseccionalidad de género. La
diversidad sociocultural influye en el concepto de
salud, el comportamiento y actitudes hacia el pro-
pio bienestar, la adherencia, los factores de riesgo,
el autocuidado y el malestar, entre otros.
El segundo eje; la epistemología cualitativa es
Pavez A.
clave para la comprensión y aplicación de la pers-
pectiva de género, dado que la experiencia de las
desigualdades, además de poder representarse
cuantitativamente, a través de indicadores, tam-
bién dan cuenta de la experiencia emic de la des-
igu