Cuadernos Médicos Sociales 2018; Vol 58 N°2 | Page 16

Se entiende por perspectiva de género una for- ma de mirar los procesos sociales que incorpora de manera sistemática el principio de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en las instituciones y en la sociedad, con el fin de impul- sar la adquisición, tanto individual como colecti- va, de las herramientas necesarias para superar los obstáculos que impiden la igualdad y equidad real (2) (15). El trabajo en torno a este propósito es un gran desafío para las universidades formadoras de pro- fesionales de la salud. En nuestra experiencia en la Universidad de Santiago de Chile, enfrentamos este proceso desde un modelo constructivista, por ello incentivamos el desarrollo de un pensa- miento reflexivo crítico arraigado en la corriente humanista. Debido a que posibilita comprender la salud situada, un fenómeno que abarca e imbri- ca la salud del o la profesional a nivel individual hasta y con la salud de las personas y comunida- des con las que trabajan. Además, la reflexividad crítica contribuye a la construcción de sujetos-as deliberativos-as que además de ser expertos en sa- lud, sean a través de sus competencias, agentes de cambio. Un aprendizaje profundo para la igualdad de derechos y la deconstrucción de los significados culturales y representaciones sociales de subor- dinación, requieren el uso de metodologías par- ticipativas-reflexivas que aborden la dimensión emocional y no sólo el aprendizaje cognoscitivo. El cambio cultural para avanzar en la igualdad de género precisa que los y las estudiantes tomen conciencia de sus saberes y creencias respecto al género y las relaciones de poder que conlleva el sistema sexo-género hegemónico que se resiste a disminuir las brechas naturalizadas. Consecuentemente, como pilares de la metodo- logía propuesta, se identifican tres ejes de inter- vención. Primer eje; el contexto sociocultural de la salud, segundo eje; la epistemología cualitativa y tercer eje; la realidad generizada. El primer eje propone que la variabilidad del sis- tema sexo-género, lo que implica abordar la salud de las personas y de las comunidades de forma situada, es decir identificar los contextos sociocul- turales particulares, que, aunque mantienen una matriz cultural común tienen diferencias específi- cas asociadas a la interseccionalidad de género. La diversidad sociocultural influye en el concepto de salud, el comportamiento y actitudes hacia el pro- pio bienestar, la adherencia, los factores de riesgo, el autocuidado y el malestar, entre otros. El segundo eje; la epistemología cualitativa es Pavez A. clave para la comprensión y aplicación de la pers- pectiva de género, dado que la experiencia de las desigualdades, además de poder representarse cuantitativamente, a través de indicadores, tam- bién dan cuenta de la experiencia emic de la des- igu