CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 19

Pero, bastaba que se descubriera una pistola de niño para justificar un homicidio (16). A veces, los polacos también afirmaban haber encontrado un arma cuando, en realidad, ellos mismos habían escondido en su casa; y que, al preguntar por la munición escondida, ellos mismos colocaban, escondidas, un cartucho sobre un armario, sirviendo entonces ese cartucho como comprobante (17), o que sacaban a un alemán un librito de notas para hacer en él apuntes agravantes que, después, sirvieron como cuerpo de delito. En el caso de un soldado de infantería polaco aseverar haber encontrado en una casa una granada de mano, en el que intervinía otro soldado polaco declarando, francamente, haber visto como tercer so ldado la había colocado en aquel lugar, hecho que salvó la vida al incriminado (18). En las ciudades se notaba uniformidad en el inicio de los ataques a los alemanes: del medi o de la población excitada partió un tiro (19), e inmediatamente, irrumpieron de toda s partes los gritos: "¡Fueron los alemanes que disparan! ¡Vayan a aprenderlos ! Ma tem los niemcy (alemanes), los szwabi (propiamente: alemanes de Suabia), los cerdos, ¡los espías! De esa manera y sin el mínimo motivo, acusaban a los alemanes, conforme a los deseos de los bandidos y los planes, de antemano, organizados, con el fin de eliminar a todos los alemanes (20). (15) Las listas representaron un papel importante en la preparación de las atrocidades polacas. "Te ní an una lista según la cual fueron llamadas todas las personas que se hallaban en el sótano", es lo que comunica la criada Gertrud Becker, en Bromberg - Jaegerdorf, como testigo del asesinato de Schroedte r y Kobke (WR 1), los comandantes de las organizaciones locales de la Union de Revoltosos habían preparado "listas de muerte" que servían para la ejecución de los asesinatos masivos. Referente al testigo jurado Litwa, propietaria de restaurante en Landsberg (Municipio Rybnik) que el revoltoso Kwiotek organizó una lista de 150 alemanes "que debían ser masacrados oportunamente. (S. G. en Kattowitz 19/39). "Tomó parte, también, en la organización de la lista negra, el Consejo de la ciudad", refiere el testigo Elvira Diesner en Clechocinek (WR II). "La organización de las listas estaba a cargo de los órganos administrativos locales", declaró el testigo Pastor Paul Rakette de Schokken (WR. II) Un sargento de la policía de Rogasen contó al testigo Ewaid Thon, propietario de restaurante, que la Lista Negra "venía organizada de arriba "(WR. II). El testigo Erwin Bot, sastre en Ostburg, cree que el intendente polaco había sido responsable de la organización de las listas; "Sin esas listas los soldados no habrían podido llamarnos por los nombres" (WR II). (16) Relato verbal del testigo Charlotte Korth, adjunto al testimonio (WR I). (17) Testimonio de los testigos Herbert Schlicht y Anna Jaeger, de Jaegerdorf (WR I) (18) Testimonio de los testigos Freidrich Weiss, carnicero en Wonorce, y Willi Bombicki en Graetz (WR II). (19) En muchos casos, ni se había arrojado, incumbiendo a un polaco de propagar, al contrario de la verdad, que habían disparado de una u otra casa alemana. (20) Esta contraseña había sido dada por la radio, la prensa y las organizaciones chauvinistas, y hasta el púlpito, aún en el día de la masacre en Bromberg (Testimonio del reo de muerte Wladyslaw Dejewski). (Sd. K. Le. Bromberg 16/39). Este testimonio de Dejewski demuestra la actividad perniciosa de los intelectuales y de los eclesiásticos polacos, poniendo de relieve, además de otros problemas, el del abuso del púlpito en la lucha de exterminio político contra el elemento alemán (Véase el documento N ° 23). "Los sacerdotes nos aconsejaron calma y prudencia, no se habría realizado esa masacre", declaró Dejewski, llamando la atención sobre la alocución, pronunciada por el conogo Sch, en Bromberg, que aún poco antes de la ocupación de la ciudad por las tropas alemanas, exhortar a la población "a defenderse, hasta la última gota de sangre, contra los alemanes, y a aniquilar todo lo que fuese alemán" En sus declaraciones ante el tribunal, especial de Posen, el polaco Henryk Pawlowski dijo: "Los sacerdotes instigaban a los hombres" (Causa: asesinato de Greger - John Sd. K. ls. 38/39 Véase el documento N ° 50).