CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 153
8) Kintz, de Peterkowalz,
9) Adam, de Peterkowalz.
En cuanto al estado de los cadáveres puede dar informaciones al
burgomaestre Hartmann de Schrimm.
Fuente: W R II
101. Con el garrote y la pistola - mujeres polacas, como furia. Relato de
Richard Glaesemann, de Schwersenz.
El oficial iba a mandar, a mí y a Hinz, cuando llegó, de motocicleta otro oficial que
dijo, con un aire de mofa y una risa sarcástica: "¡Pues, ustedes tienen un buen
número de bandidos!".
Él entró en la columna, preguntando, a uno por uno, si hablaba polaco. A quien no
sabía responder en polaco, le daba un fuerte golpe con el garrote armado de hilos
metálicos. Después llamó a los civiles que estaban en el pateo, preguntándoles: "Si
ustedes, les gustan a uno de esos internados, al que lo elijan será fusilado. Más nadi e
se acercó a nosotros. Llamó también a la mujer del director de la propiedad, con
estas palabras: "Usted reconoce aquí a alguien que le haya hecho cualquier mal o a
quien quiera mandar fusilar, puede escogerlo que lo mandar a fusilar". La mujer le
respondió que hacía bien en mandar fusilar a la banda, que todos debían ser
fusilados. Finalmente, el oficial nos haría el favor de llevarnos en automóvil a Gnesen.
Vio un carro de transporte y el oficial exigió que subiéramos de un salto mientras él
daba una un golpe en la cabeza de cada uno.
El día 18 de septiembre, por las 10 horas, encontramos a los primeros soldados
alemanes. La gran mayoría de nuestra clase estaba tan exhausta que casi ni s iquier a
podía caminar.
Fuente: Sd. Is. Posen 55/39
102. Los asesinatos en Klodawa. Relato del panadero Otto Kaliske, de
Rakwitz.
El testigo Kaliske depuso bajo juramento:
Durante ese tiroteo, Druse, de Tarnowo, recibió un tiro en el vientre; él gimió
media hora y murió. Otto Werner también recibió un tiro en el vientre, muriendo al
día siguiente. El hijo de Otto Werner fue herido dos veces en la pierna; el profesor
Eppler, en el muslo y en un testículo; el labrador Fischer, en el hues o ilíaco.
Hoffmann, de Rakwitz, recibió una baionetada en el muslo. En Babiak tropas pol a c a s
no le obligaron a entregar todo nuestro dinero, nuestros relojes y objetos de valor, y
luego todos nos condujeron por una escolta polaca hasta las cercanías de Klo dawa.
Cuando partimos, no pudieron proseguir dos mujeres y tres hombres; se
encontraban, entre ellos, el señor. Von Treskow, con 65 años de edad y la Dra.
Bochnik. Se quedaron, con esas cinco personas, otros dos jovenes para cuidar de
ellas. Cuando nos encontrábamos aún a poca distancia del lugar, oímos tiros.