CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 149

nos detuvieron de nuevo, y nos conducen a una alfarería. Éramos al principio, unos 30, encontramos, en la alfarería, el superintendente Greisel de Neutomischel que estaba con el pie fracturado. De la alfarería la propiedad de Iwno, donde un oficial polaco nos dio orden de echarnos, con la cara hacia el suelo, y con los brazos extendidos hacia adelante en el borde de una zanja. Cumplida esta orden, esperé que se diera orden a los soldados de abrir fuego sobre nosotros, pues, en la carreter a , s e hallaban unos 200 soldados polacos de armas en la ma no. Mientras yo estaba pensando en lo que había de suceder, una mujer polaca que estaba a mi lado, me di o con una pedrada un golpe tan fuerte en el lado izquierdo de la cabeza que, por el momento, perdí los sentidos. Cuando recuperé los sentidos, yacía en un charco de sangre. Vi a los soldados despojar a mis compañeros, sacándoles el dinero y los relojes. Luego nos mandaron levantar y nos condujeron, en filas de dos, a un pequeño bosque que había a poca distancia. Nuestra escolta se componía de unos 4 0 soldados armados de fusiles. Seríamos todos fusilados. Un joven oficial polaco comandaba la escolta. En el camino hacia el bosque que se hallaba a unos 1 ,5 km de distancia, recordé, de repente, que traía en la cartera copias de cartas de reconocimiento, escritas una de las alabanzas al elogiar mi colaboración en el congreso municipal de Posen, otra del comisario distrital que apoyó detall a da mente esa carta de reconocimiento. Por tanto, tomé de la cartera las dos cartas de reconocimiento, y me metí en un sobre, con el fin de entregarlas oportunamente al oficial polaco. En ese instante, corrió hacia mi lado un alférez polaco, arranc á ndome el sobre. Le dije a él que venía al encuentro de mi deseo, pues, fuera mi intención entregar las dos cartas al oficial polaco. El alférez, después de leer las cartas en el camino hasta el bosque, las entregó al oficial cuando llegamos. Entonces, los dos conversaron detrás de unos aleros. Poco después me llamaron, preguntándome el oficial polaco como yo había conseguido aquellos documentos, que entonces, yo era polaco y hombre de bien. Respondí afirmando la pregunta, con el fin de salvar la situación. Después me preguntó si podía comprender las medidas que iba a tomar al respecto, concluye que seríamos fusilados. Por eso, respondí: "Aquellos hombres son tan inocentes como yo, y si los matan, también pueden matarme". Como quedó sorprendido por mi respuesta y habiendo reconsiderado su decisión de fusilarlos , me pareció que, poco a poco, conseguía salvar la situación en nuestro favor. En este momento, sin embargo, volvi ó al alférez que, después de mandar arrodillar a los presos y reavisarles l a r opa , tr a j o cuatro tarjetas de socios del partido joven-alemán que había encontrado en las manos de cuatro compañeros que acabo de menci onar, al final de nuestro grupo. Poco antes de la propiedad, colocaron a los cuatro compañeros junto al mur o del parque, con el rostro volcado al muro, matándolos con una descarga simultánea de 20 soldados, disparada desde una distancia de tres a cuatro pasos. En l a motocicl eta , el comandante de la compañía de ciclistas, un primer teniente que traía el número del regimiento 58. Este regimiento tenía su sede en Posen y se hallaba acuartelado en la cuadra del antiguo 6.° regimiento de granaderos.