CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 140
encontraban varios jóvenes y también un anciano presidente de una de las llamadas
comisiones de fusilamiento. Me acusó de jefe de banda y de poseer una radio de
onda corta. Después de deshacer esas acusaciones, me declaró que el estudio teóric o
de la técnica de las ondas cortas constituía un punto bastante oscuro. En mi vida . Me
di cuenta de que mi suerte estaba decidida.
Recordé entonces que mis superiores me habían entregado una carta de
recomendación dirigida al obispo de Polesie. La presenté, y quedaron sorprendidos.
Cuando el cura del lugar entró en la sala de las sesiones, declaró:
"No tengo poderes sobre él, lo transfiero, pero para Gnesen al decano Zabicki que
estaba la frente de la comisión de los ciudadanos de Gnesen". Tuve que salir de la
sala de sesiones y volver a la espera. El señor. Wiedemeyer ya no estaba. Yo, no sabía
lo que, en ese tiempo, le había sucedido; en todo caso, sup onía que había sido
fusilado, pues que a mí me habían reservado el mismo destino.
Poco después vio el cura decirme que había asumido toda la responsabilidad por
mi persona, que yo debía aterrizar en su casa y que al día siguiente, viernes 8 de
septiembre de 1939, sería entregado a mis superiores en Gnesen, lo que de hecho se
dio. Para la garantía de mi persona me agregaron un sacerdote que, por casualidad,
se encontraba en Powitz, y el presidente de la comisión de los ciudadanos, local.
Alcanzamos a Gnesen, aunque me insultaron mucho por el camino. La comisión
de los ciudadanos resolvió internarme en el hospital de las Hermanas Grises, para no
correr peligro. Me quedé en aquel hospital hasta el lunes, día 11 de septiembre de
1939, a las 11:30 horas, después de que los alemanes se habían apoderado de la
ciudad. Un capitán me libró de mi prisión preventiva.
Como en el camino de Powitz a Gnesen me censuraron constantemente de haber
instalado, en los invernaderos de mi residencia, una estación de ondas cortas, mandé
comprobar, por el presidente de la comisión de los ciudadanos de Powitz, la
improcedencia de la referida acusación. Después él declaró: "Quiero decirle que el sr .
Wiedemann ya no vive ". Él me pidió que no ha blara al respecto.
El jueves 14 de septiembre de 1939, fueron abiertas, en el cementerio de Powitz,
por civiles enviados por la ciudad de Gnesen, las nuevas sepulturas siendo
encontrados los cadáveres de los s. Derwanz y Wiedemeyer. El cadáver de
Wiedemeyer estaba muy mutilado y tenía heridas ensangrentadas en el cuello.
Uno y otro fueron asesinados por militares polacos. Además de estos dos señores,
fueron asesinados, bestialmente, seis personas más de los alrededores de Gnesen, en
las cercanías de sus propiedades. Entre ellos se encontraba Kropf y su yerno
Brettschmeider. A uno de los asesinados le habían abierto el vientre y aplastado la
cabeza. Incluso entre los polacos se hablaba, en Gnesen, con horror sobre esos
crímenes. En mi opinión, los civiles ha bían sido armados por las autoridades.
Se dio esto durante mi ausencia de Gnesen. En cuanto al estado en que fueron
encontrados los muertos, podría deponer el sepulcro del cementerio evangélico. No
recuerdo, por el momento, su nombre. La orden de deportac ión me fue dada, en 1 de
septiembre de 1939, por el estarosta; el 3 de septiembre de 1939, sale de Gnesen.