CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 136
concluíamos que había sido liquidado. Llegamos a Kutno en la mañana siguiente;
yrecibimos escasa comida, la primera que nos dieron. Nos dieron un pan por cada 1 6
hombres. Durante el día debo añadir, nos acompañaron aviadores alemanes que,
evidentemente, se interesaban por nuestra suerte.
Cuando encontrábamos tropas polacas, éramos golpeados con palos; uno de los
grupos que iban atras del nuestro fue apuntado con ametralladoras; mataron
alrededor de 50 a 60 tiros seguidos. Cuando llegamos cerca de Kutno, un internado
salió de la columna, corriendo al campo, donde cayó en manos de tropas polacas que
estaban paradas al borde de la carretera. Vi como dos soldados le dieron culatazos
hasta que murió. La cabeza de otro internado fue literalmente aplastada bajo los
talones de soldados polacos.
Además de Kutno, vi a un internado muerto en la carretera; había muerto a
culatazos. Según he oído, él pidió agua, recibiendo como respuesta el golpe mortal.
Soldados polacos recomendaron varias veces a los hombres de nuestra escolta de
matarnos porque de todos modos seríamos fusilados. Vi también como una mujer
que llevaba a un niño en el brazo, fue maltratada con un garrote de goma por un
policía. La encontré más tarde, estaba muerta. La distancia de Kutno hasta Lowitsch
tuvo que ser vencida sin interrupción; son sesenta a setenta kilómetros.
Fue una marcha acelerada, debido a la proximidad cada vez más sensible de las
fuerzas alemanas. En Lowitsch, nuestro grupo fue acorralado en un campo cercado
de alambre de púas, donde quedamos expuestos al fuego de ametralladoras polacas.
Recibió, en esa ocasión, tres tiros un tal Franke de Deutschfeld, cerca de
Schokken; él se estiró y murió. Pasando cerca de él, cerré los ojos. En ese tiempo,
venían acercándose, de nuestro grupo, soldados que nos parecían alemanes.
Eran dos, primero; después, doce. Cuando percibimos que eran, de hecho,
alemanes, corremos a su encuentro mientras la metr alleta polaca todavía nos
perseguía. Cuando una ametralladora alemana dirigió el fuego sobre la polaca, ésta
cesó el fuego. Después de liberado nuestro grupo, vi en Lowitsch, juntar a muchos
internados, que fueron embarcados en automóviles.
El grupo de Rogasen la pasó mucho peor que nosotros. ¿Quién podría dar
informaciones precisas al respecto y el barbero Seehagel, de Rogasen, que
actualmente se encuentra en Bukowitz, a ocho kilómetros de Wongrowitz? Este
grupo fue ametrallado por militares polacos cuando se acercaban los tanques
alemanes. Yo mismo comprobé que el referido barbero fue herido en el hombro.
Podrían dar información sobre ese grupo, el comerciante Thonne, igualmente, el
propietario de la fábrica Schulz, de Rogasen, ambos todavía residentes en Rogasen.
Finalizado, deseo observar que todos habíamos llegado a un punto tal de
depresión psicologica que estábamos dispuestos al suicidio. Calcular que unos 20 a 25
por ciento de los internados perdieron, temporalmente, el juicio, volviendo, sin
embargo, muchos a recuperarlo, después de la liberación por las tropas alemanas. Vi
al antiguo senador Dr. Busse, completamente abatido, en el hospital de Lodsch,
donde aún se encuentra. En el hospital de Lowitsch estaba la mujer de un