CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 121

Posen . En cuanto a la causa : El 1 de septiembre de 1939 , por las 18 horas , aparecieron en la puerta del convento un policía que me dio la orden de prision . Mi petición de darme tiempo para llevar un poco de ropa y viveres , no fue satisfecha , diciendo que no era necesario , porque , después de un breve interrogatorio , podría estar de vuelta dentro de media hora . En frente del convento nos esperaba otro policía con la bayoneta armada , y los dos policías me condujeron a mí y a otros dos presos para y presidio de la policía , como si yo fuera un criminal . Llegados , el pol i c ía que me diera la orden de prision , me entregó , mediante recibo , una cédula de internamiento , por la que me enteré que me encontraba regularmente internado . En el patio del presidio encontré cerca de veinte conocidos con los que pasé la noc he a l aire libre . Durante la noche vinieron llegando otras clases de compañeros , de otros barrios de la ciudad . El superior de mi convento intentó intervenir a mi favor junto a l comisario superior de la administración de la policía . De vuelta al convento , supe que su intervención había sido liquidada con las siguientes palabras : "¿ Qué , ¿ tiene el coraje de intervenir a favor de un hombre de esos ? "" El señor , pues , esta trabajando con espías ; entonces merece también una bala en la cabeza como aquel ”. Cuando el superior pidió permiso para entregarme una maleta que contenía ropa y viveres , le respondieron que el ( esto es : yo ) podría ser comido por los piojos . Mi superior quedó tan indignado con esa respuesta que , más tarde , me confesó que , por primera vez , se avergonzó de ser polaco , yo supe aún de mi superior que , por mi causa , buscaba al comandante de la policía de Posen , el voivoda , que era un buen conocido de él y mío . Este , sin embargo , le respondió que , desgraciadamente , nada podía hacer , porque todos los poderes se hallaban en manos de los militares . El 2 de septiembre , nos mandaron formar en dos filas , llegando un funcionario de la policía , la paisana , pa ra declararnos , en nombre del voivoda , que nos hallábamos privados de los derechos civiles , añadiendo que tendríamos que marchar hacia el campo y que todo aquel que no se sometiera el orden en las calles , sería inmediatamente , fusilado . Los policías cargaron sus fusiles y armaron las bayonetas , conduciéndonos , por las calles de Posen , hasta Glowno . Durante el trayecto , los policías no se cansaron de decir al pueblo , que nos aguardaba de uno y otro lado de las calles : " Todos ellos son alemanes ", y la multitud respondía cada vez con una gritería infernal , amenazas y blasfemias horribles . En el antiguo mercado , la multitud ya empezó a pasar a ví a s de hecho , tratándonos con golpes , patadas y pedradas , de suerte que , la llegada en el suburbio Glowno , estábamos llenos de moscas . En la sala de una casa de pasto , en Glowno , empecé a tener nuevas esperanzas , cuando entró un sacerdote católico , el vicario de Glowno . Yo contaba , ante todo , con que él , comprendiendo en esa situación , nos dispensara protección y luego nos dijera sobre nuestro futuro . Me quedé , sin embargo , poco sorprendido cuando él , después de mi presentación , comenzó a indagar si yo no era un espía fingiendo y me preguntó , en voz áspera , por qué había luchado , con las armas en la mano , contra los polacos . Ante esa actitud , me quedé sin hablar y renuncié a cualquier otro intento .