CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 112
Pero los polacos continuaron disparando y golpeando ahí mismo. Paré con el
hombro un culatazo que había sido destinada al niño. Mi mujer fue herida con la
bayoneta, muerta por un tiro en el corazón; varios culatazos le rompieron las costillas
y las piernas. Al caer, me entregó al niño, muriendo poco después. Estábamos
casados, hace 9 años. Ella dio a luz a cuatro hijos, de los cuales tres todavía estan
vivos.
Fui soldado de la gran guerra y he visto muchas cosas y soportando muchos
sufrimientos. Pero nunca vi caras tan desfiguradas por el odio y tan brutales como en
esa ocasión. Ya no era hombres, sino animales feroces. El mismo día, los revoltosos
dispararon sobre mi cuñado y mi hermano. Mi cuñado murió pocas horas después. É l
dejó a su mujer y un niño de 9 meses. Mi hermano se encuentra gravemente herido
en el hospital. El protocolo fue leído al exponente, aprobado por él firmado como
sigue:
ass. Zembol, Paul
El prestó el siguiente juramento: "Juro ante Dios Omnipotente y Omnisiente que,
de todo acuerdo con que sé, dije la pura verdad y que nada callé, como mienta que
dios me castigue.
cerrado:
ass. Schoe - ass. Franz
Fuente: WR II.
74 b. Menores polacos de 16 años, como asesinos.
Act. te Pless, 12 de septiembre de 1939.
Centro de investigación de casos de violaciones del Derecho de las personas,
junto al Supremo Comando de la Fuerza Armada.
Presentes: Consejero del Gobierno Schoelz como funcionario jurídico de la Justicia
Militar, en comisión. - Inspector del Gobierno Franz como encargado del protocolo.
Compadecio el antiguo empleado de la Union Popular, Hertel que declaro: Me llamo
Heinz Hertel, nací el 18 de abril de 1902 en Claustal, mun Zellerfeld, empleado,
actualmente, del intendente municipal de Pless. En los días 1 y 2 de septiembre,
conduje a las tropas alemanas por el municipio de Pless, encontrándome en el c a r r o
del comandante del regimiento. Por las tres horas del 2 de septiembre, avanzamos,
por el lado sur de Pless, hacia la estación y la colonia Pilsudski.
En la antigua calle Fuerstentrasse, donde aparecíamos de sorpresa, salimos con
gran jubilo por unos 100 populares alemanes que concurrian a prisa. Lloraban y se
reían, apretando las manos de los soldados alemanes y arrojándoles flores que
habían cogido en la ocasión. A mí mismo me vinieron las lágrimas a los ojos, sabiendo
que Pless estaba liberada.
Después de haber pasado por la estación, recibimos, súbitamente, cerrado fuego
del lado de la estación, del gasómetro y de casas particulares. Al mismo tiempo, se
inició, formidable tiroteo en toda la ciudad. Según yo supe más tarde, el primer tiro