CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 100

profesor en Ostwehr, debidamente informado sobre el alcance del juramento, siendo preguntado, depuso. ... Llegados detrás de un granero, noté que había, en l a escolta, un teniente polaco. Este mandó cavar nuestra propia sepultura. No pudimos hacerlo porque no teníamos palas, ni estábamos dispuestos a obedecer tal orden. Nos mandó a formar en fila y, proyectando la luz de su farol de bolsillo en la cara de cada uno, preguntó a uno por uno, si era alemán. Después de pasar toda la fila, contó a los presos. Éramos 21. De ahí, el oficial polaco dio la orden: "¡Fuzilen a todos!". Estábamos en fila, a lo largo de una pared. Los soldados comenzaron a disparar sobre nosotros , del lado y del frente. Como me había quedado con un vértigo, yo estaba con el cuerpo un poco abajo, sosteniéndome en mi hermano. Siendo herido en el muslo, me dejé caer. De mi hermano, a mi lado, oí, sólo, los estertores. Algunos gritaron: "Una bala mas", otros gemían con alta voz. Estando ya todos en el suelo, el oficial polaco vio, otra vez, iluminar el rostro de cada uno. A algunos le dieron el tiro de gracia, y yo también fui herido una vez más. La ba l a , sin embargo, rozó, apenas, la punta de mi pie. A poco todo se quedó en silencio; la oscuridad era completa. Ya estaban cargando los cadáveres. Cuando oí al oficial gritar: "Revisenlos", me temía que acabarian conmigo: fui arrastrarme a lo largo de l a pared y viendo, en la esquina del edificio, que había solda dos en la calle, l l egué a un pie del álamo, donde me puse de pie y salte la cerca. Sin embargo, me quedé atrapado en la cerca, pero después de librarme, cae en un montón de tubos de drenaje, en un lugar que servía, a los pol acos, de letrina. Me quedé todo sucio de excrementos humanos. Encontré por allí una camisa que un soldado había colgado para secar, y con ella, ate mi herida en el muslo. Como había soldados por todas partes, me arrastré, a lo largo del edificio hasta el extremo del pateo, escondiéndome allí, en medio de ortigas. De allí pasé a una zanja , donde pude matar la sed. Cuando me encontre fuera de peligro, fui cojeado a través de los campos hasta Ostwehr, llegando a mi casa a las 0:30 horas. Los polacos se habían retirado. Pasé la noche, temiendo cada hora, nueva sorpresa. Pero, el 9 de septiembre, por las 9 horas, aparecieron los soldados alemanes en nuestra aldea. Un médico militar alemán me ató la herida, me dio una inyección, y el 11 de septiembre de 1939 me levantaron al hospital de Hohens alza, donde pasé nueve días. Todavía me encuentro preso a la cama porque la herida todavía esta en supuración. En la propiedad Michalowo fueron fusilados, el 8 de septiembre, los siguientes hombres: Jordan, padre y dos hijos; el labrador Wagner; el hijo del labrador Hanse; dos hermanos del labrador Schott; el hijo del mismo y su sobrino Sperling; el labrador Getschmann, padre e hijo; el labrador Friedrich; el labrador Jakob y su hijo; el ordeño Gerlieb; el panadero Veltzke; el labrador Veltzke y su hijo Wal ter; el labrador Ruther. En la aldea fueron fusilados, el 7 de septiembre de 1939: Erich y Wilhelm Marquardt, hijos de labrador; el labrador Schott y el labrador Bohlmann.