Gisela Landázuri Benítez
l
Liliana López Levi
turística, cuya importancia parece ser un consenso entre los gobiernos federales,
estatales y locales de los diversos grupos políticos.
Cabe señalar que, actualmente dicha promoción turística en zonas rurales
implica el desarrollo de actividades en el marco de un momento histórico
caracterizado por la falta de protección a la agricultura y por el abandono del
agro mexicano, donde se han implementado, entre otras, políticas públicas que
han priorizado la importación de alimentos en lugar de la producción nacional
de los mismos. Entonces, surgen proyectos de desarrollo rural, en lugares donde
el patrimonio cultural y natural resultan atractivos para el consumo turístico,
que expropian o despojan a los pobladores de sus tierras, y los ponen en
manos de grandes consorcios turísticos. Otros proponen proyectos de turismo
alternativo en los que se ocupen algunos de los desempleados rurales. El tema
y ejemplo, son desarrollados por Mayela Benavides Cortés (2013), para el caso
de Jarretaderas, Nayarit.
Para analizar la diversidad de expresiones que nos permiten recuperar los
amplios márgenes o fronteras de lo que el concepto de patrimonio alberga,
nos avocamos al caso de Xochimilco, en particular de su zona chinampera,
cuya gran riqueza natural y cultural incluye elemento que van desde el paisaje
hasta la gastronomía, son producto de una cultura que perdura desde tiempos
prehispánicos y que ha sido reconocida por instancias locales, nacionales e
incluso internacionales.5
De acuerdo con Merlín-Uribe et al., (2013:399-400), las chinampas han
sido espacios de producción agrícola por al menos seiscientos años y su auge,
en este sentido, fue e