Crisis Civilizatoria | Page 38

Verónica Bunge l Juan Antonio Reyes Discusión y conclusiones Más allá del reconocimiento de una heterogeneidad entre los asentamientos que componen un ANP, y que esta responde diferente ante la conservación o degradación de sus recursos; el análisis recién presentado muestra algunas generalidades que permiten discutir acerca de lo que hace falta reforzar en las iniciativas gubernamentales y de la sociedad civil. Las ANP agrupadas según las regiones CONANP, presentan diferencias en términos poblaciones y agrarios. Un patrón claro es que la región Noroeste y Alto Golfo de California tiene la menor población y que en los núcleos agrarios ubicados en sus ANP la “densidad” de ejidatarios es la más baja. Esto pudiera facilitar los procesos de organización en torno a la conservación de los recursos naturales, tanto por la menor presión generada por la población como por el reducido número de propietarios que tienen que llegar a acuerdos de uso colectivo. En términos poblaciones, en el otro extremo se encuentra la Frontera Sur, Istmo y Pacífico Sur, que tiene la población y el número de localidades más grandes. El caso de la región Noreste y Sierra Madre Oriental llama la atención porque tiene el mayor número de ejidatarios/ejido (126.9); mientras que su población y número de localidades están entre las más bajas. Las ANP, principalmente con localidades rurales, también se caracterizan por altos niveles de marginación que, de acuerdo a muchos autores, se asocia con la dificultad de trabajar colectivamente por una causa cuya remuneración no es inmediata (Portes, 1998; Putnam, 2000; Arriagada et al., 2004; González de la Rocha, 2005). Acertadamente, el Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (PROCODES), que dirige la CONANP, se orienta en gran medida a fomentar proyectos productivos sustentables para atacar de manera conjunta los problemas económicos y ecológicos. Por otro lado, en la tercera parte de los municipios que forman parte de un ANP federal se reporta trabajo colectivo en más de la mitad de los ejidos. Es importante destacar que 65% de la vegetación primaria de las ANP se encuentra en núcleos agrarios (Bunge, 2012), y gran parte de ésta se ubica en áreas de uso común. En estas áreas, el consenso de reglas y normas para el manejo y apropiación de los recursos es fundamental, y una cultura colectiva pobre podría ser un factor en contra del uso sustentable de dichos recursos. PROCODES otorga distintos tipos de apoyo (Tabla 8), pero ninguno de ellos dirigido expresamente al fortalecimiento organizativo de las comunidades. Sin capacidad organizativa, el manejo sustentable de áreas comunes se dificulta. 36