Carlos Jiménez Solares
Por tanto, hablar de estudios socioeconómicos, ecológicos, políticosociales,
por ejemplo; y de todas aquellas combinaciones dicotómicas de cualquier de
los cuatro ámbitos mencionados, son necesariamente fragmentados.
Cambio y vida social
El arribo del neoliberalismo trajo y trae consigo la destrucción y el
desmantelamiento de una sociedad mundial cimentada y fincada en un Estado
benefactor, interventor y totalizador como promotor del desarrollo económico,
político y cultural junto con una depredación sin precedente del medio ambiente.
Consiste en una época de transición ciertamente, pero una transición
violenta, abigarrada y vertiginosa. La destrucción y el desmantelamiento
intrínseco a este nuevo orden mundial, arrastra procesos de desorden societal
y natural donde conviven lo viejo en desintegración y lo nuevo en surgimiento.
Nuestra vida social se caracteriza por un pasado que no acaba de retirarse y un
futuro que no se establece del todo. Vivimos una transición distinta, en términos
cualitativos y cuantitativos, a los procesos transicionales experimentados a lo
largo de la historia del hombre (Hardt y Negri, 2002:205).
En el ámbito teórico, también asistimos a una transición (Touraine, 1997:67).
Hoy conviven los marcos conceptuales con que las ciencias han analizado la
vida social y los nuevos cuerpos conceptuales que, por un lado justifican como
apología a la sociedad de mercado y la globalización; por el otro, los que tratan
de dar cuenta de la complejidad de lo realmente existente e incluso, muchos
de ellos, proponen y generan modelos alternativos.
Un obstáculo para abordar la transición es, sin ninguna duda, reconocer
que vivimos en ella. Por supuesto, no es tarea fácil. Por el contrario, en el ser
humano está presente de manera permanente la resistencia al cambio. Aceptar
que vivimos en una era de transición implica cuestionar nuestros referentes.
Significa aceptar que nuestros marcos conceptuales contienen caducidad, y
quizá no sean ya los más adecuados para comprender e interpretar nuestro
mundo que ha aumentado notablemente su complejidad y su ritmo vital a una
velocidad sin precedente en la historia, hecho que dificulta aún más el acceso
a lo realmente existente. Este reconocimiento es el tercer dilema a atender hacia
la transdisciplina.
La construcción cognitiva del conocimiento social
En los distintos cuerpos teóricos, sean viejos o nuevos, el concepto representa el
instrumento teórico y metodológico que las ciencias sociales, las naturales y la
Sociología Rural en particular necesitan como base para comprender la realidad;
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