CONECTANDO AUDIENCIAS TRABAJAR CON EL PÚBLICO | Page 22

22 Casos en los que la forma de implicarse en las organizaciones artísticas está basada en el acogimiento, el trabajo compartido y la participación derecho, ciencias, arquitectura, finanzas, historia del arte, física, marketing, RRHH, gestión comercial….) y que –finalmente- quiere contribuir en su tiempo libre a aportar sus conocimientos a una organización artística que los pueda necesitar y en la medida que esta organización los precise. Algo fácilmente imaginable. Todos conocemos a alguien que lo haría. Probablemente muchos de nosotros. ¿No sería fantástico que existiera esa posibi lidad para quien quisiera implicarse más en las organizaciones culturales? No con dinero únicamente (como donante), sino asumiendo responsabilidades de co-decisión, con trabajo, experiencia y conocimientos. El foco se pondría en transmitir esas aptitudes y conocimientos a los gestores de la organización cultural, en garantizar y asumir desde una posición no remunerada, desde dentro, ciertos desarrollos que la organización necesita para cumplir mejor con su misión. No es un consultor. ¿Qué sería necesario para llevarlo a cabo? VER TESTIMONIOS DE PERSONAS PROFESIONA­ LES MENORES DE 30 AÑOS QUE DECIDIERON PROBAR A SER BOARD MEMBERS EN UK Por un lado: • Organizaciones artísticas no sólo dispuestas a hacerlo, sino preparadas para hacerlo, que reflejen esta posibilidad en sus estructuras y órganos de gobierno mediante la creación de “Boards”, consejos de gobierno, patronatos, donde las personas de la comunidad puedan aportar su experiencia sin ostentar ningún cargo ejecutivo en la organización. Por otro: VISITA LA WEB DE CREATIVE INDUSTRIES FEDERATION • Algún lugar donde los ciudadanos puedan acudir y ofrecerse para ayudar a las organizaciones artísticas a nivel de co-decisión, ofreciendo su tiempo y conocimientos. Un banco de personas dispuestas a ayudar en “Boards” a cambio de la satisfacción personal que les reporta, las oportunidades para conocer y contactar con otras personas interesadas en ayudar a la comunidad artística y el aprendizaje que obtienen del propio sector creativo. Y por otro: • Algún lugar donde se facilite el encuentro entre las organizaciones artísticas que tengan necesidades estratégicas de mejora y estas personas, profesionales que quieren aportar su tiempo y experiencia (finanzas, marketing, operaciones, educativa, social, planificación estratégica, ampliación de las instalaciones, etc.), sin remuneración, pero con poder de decisión en las organizaciones artísticas. En este lugar, se ofrecería formación tanto a las personas como a las organizaciones artísticas interesadas en participar sobre cómo extraer el máximo valor a la experiencia de trabajar conjuntamente. ¿Cuál es el verdadero cambio que necesitamos? No es el de la sociedad, que hasta hoy no hemos tenido esa oportunidad, ni la experiencia necesaria, pues no hemos participado activamente en la gobernanza de las organizaciones artísticas y no sabríamos cómo hacerlo. No. Eso llega después. El cambio tiene que salir del corazón y de la cabeza de las propias organizaciones culturales, aquel por el cual no dan por hecho que la gente les verá más vulnerables y dudarán de ellas, pensarán que faltan a su misión, que serán más cuestionadas o más débiles por reconocer que necesitan ayuda. Contratar a consultores está bien en momentos puntuales de necesidad, pero incluso en estos casos, la gente premiará todo lo contrario: la trasparencia, la humildad, la buena gestión y el esfuerzo que se tomen las organizaciones culturales en hacer posible su contribución.