convirtió en una política del festival. Y tuvimos
grandes retrospectivas: Adachi, Edward Yang,
Omirbayev.
Este año en particular las retrospectivas parecen
responder a los lineamientos que hablamos antes:
en el orden de la reivención de la sensibilidad está
la retrospectiva de Fontán; si se trata de revisar la
relación entre la tradición clásica y la reinvención
del lenguaje cinematográfico está Iosseliani… Vi
la obra completa de Iosseliani recientemente para
escribir en el catálogo y es realmente increíble: no
puede ser, ¡es un cineasta que no tiene un planocontraplano en toda su obra! ¡Récord Guiness! Ahí
hay algo que me interesa, en un sistema de representación audiovisual y en un sistema de representación cinematográfica, que no es lo mismo, donde
el plano-contraplano pareciera ser la lógica obligada. Incluso en una era en que los teléfonos celulares o inteligentes filman mucho en plano secuencia
básicamente porque el teléfono así lo implica, no
obstante se sigue sosteniendo la lógica del planocontraplano en todo lo que vemos. Entonces que
un espectador vea de pronto, durante diez días, 14
películas de Ioselliani donde no hay un planocontraplano, hay algo que tiene que suceder, algo
tiene que despertar en él frente a esas películas.
Con Guiraudie hay una reinvención de los géneros
y una manera de apropiarse de ellos que no tiene
nada que ver con ningún otro cineasta que yo haya
visto recientemente. Es un cine que tiene algo
extremadamente popular en su espíritu. Está claro
que Guiraudie no es de París. Es un cineasta que
además fue miembro del partido comunista, pero
no por eso es cine militante. Y encima es un cine
vinculado con el deseo homosexual, de tal modo
que el lugar del placer y el lugar de la política están
entremezclados de un modo muy extraño. Y
finalmente el caso de Farocki, que no es estrictamente una retrospectiva sino una sección que se
llama Territorios, una zona de intersección entre el
cine y las artes visuales, una especie de diagrama
de Venn donde hay una intersección entre un
trabajo sobre las imágenes y un orden cinematográfico en sí mismo. Él ha problematizado política
y ontológicamente la imagen en sí. Entonces, si
bien está bastante circunscripto a ciertas prácticas
políticas vinculadas con las empresas, la representación de las guerras por parte de los medios de
difusión, me parece que es alguien que problematiza el capitalismo en toda su dimensión pública, no
íntima, en consonancia con otra idea del festival
que es la de siempre plantear una irrupción sobre
cómo vemos lo que vemos en el mundo en el que
estamos. Plantear otros regímenes de visibilidad.
Y Farocki lo hace en sus propios términos.
Me gustaría que me hables del catálogo del
festival, sé que le dan una gran importancia.
Es fundamental por muchas razones: primero, este
festival pertenece a una universidad. Un festival
que pertenece a una universidad inmediatamente
implica que se ha establecido una relación directa
entre cine y conocimiento. Si existe algo así tiene
que haber un discurso sobre eso, y si las películas
son el discurso visual, el catálogo es la constatación del discurso visual transformado en palabra.
De tal modo que quien quiera leer el catálogo
puede constatar qué es lo que está planteándose
detrás de todas estas películas y por qué. El catálogo tiene una importancia sustantiva, porque
además estoy convencido de que el cine sin
palabra escrita no llega a salvar sus posibilidades
cognitivas, culturales, sensoriales, sensitivas. La
mediación de la palabra, tanto oral como, fun