Cinéfilo 16 - Marzo 2014 | Page 60

ficción cinematográfica que pondera una idea general de aventuras, por la cual el trabajo queda en un fuera de campo, o en su defecto las miserias de la vida laboral. Se trataría de una zona de resistencia en la vida de las personas donde más allá del orden laboral, más allá de las grandes aventuras, hay micro aventuras que de pronto resignifican las vidas de los hombres en una determinada etapa o momento histórico. Cuando eso está en una película me interesa y si eso responde además a una búsqueda formal para dar cuenta de esa experiencia digo “esto tiene que estar”. Y esas películas son muy difíciles de involucrar en una programación porque el superyó de los programadores es enorme, “aquello que hay que programar” le quita lugar a estas películas menores, termitas. También hay películas que me interesan porque sintonizan con algunos problemas contemporáneos. Si esas películas están hablando de un tema relevante y formalmente son correctas, las considero. Cuando se programa, además de elegir películas se las agrupa, se constituyen grupos de películas o secciones, se tienden relaciones entre las películas de tal forma que las películas empiezan a dialogar entre sí y se arma una especie de red de relaciones que el espectador puede notar. ¿De qué forma se piensan esas conexiones, de qué manera se prepara el terreno para que esas conexiones se puedan transmitir? ¿Cómo, en esa red de relaciones, se articula el diálogo entre lo contemporáneo y su tradición? Hay un presupuesto en el orden de cómo vas buscando las películas. Uno encuentra las películas como cuando encontramos personas. Cuando son desconocidas, son simplemente una persona con la que hablás un poco y vas entendiendo algo de esa persona que te interesa, algo que te resulta cautivante y no entendés; hay veces que uno encuentra lo que ya quiere, y hay veces que encuentra lo que no sabía que podía querer. Eso en primera instancia, porque me voy acercando a las películas a través de los criterios de los que te hablé antes. Hay películas que me encantan pero que no programaría, porque asumo una búsqueda en un contexto. Un ejemplo: Rush es una película que me encanta pero que no programaría. Star Trek 2 también, pero nunca la programaría porque no estoy buscando eso como programador; eso me interesa como crítico pero no como programador. Lo que va pasando es que a medida que van apareciendo las películas de un período, las películas no 58 provienen de la nada, y esto es otro problema de la programación y también de los críticos. En este sentido recomiendo profundamente el último libro de David Walsh, The Sky Between the Leaves. Su gran aporte como crít X