nos labran la tierra, los aristócratas se ocupan de
sus asuntos de aristócratas, los acordeonistas tocan
el acordeón, los niños hacen pendejadas, y todo el
mundo hace lo que tiene que hacer en este paisaje
increíblemente bello, tranquilo, antiguo, porque
por todos lados hay iglesias, y en esas iglesias hay
frescos hechos por los grandes maestros de la
pintura italiana, incluso en una pequeña iglesia hay
frescos de Pierro Della Francesca.
Además quería hacer una película sobre la desdicha de Georgia pero no quería hacerla en Georgia,
así que salí a buscar y pensé: hay una tristeza en
África porque están contaminados por la civilización de los blancos. Fui allí y esa contaminación
era tal, en todos lados, en Costa de Marfil, en
Nigeria, por todos lados estaban contaminados.
Pero de pronto, por casualidad, en Senegal había
una pequeña región llamada Casamance, donde
encontré un pueblito en que los niños se levantaban cuando uno pasaba, las damas sonreían, todo
el mundo bebía coca-cola y no alcohol. Entonces
fui con el jefe del pueblo, más joven que yo, y me
dijo: “Me gusta tu cara, así que adelante”. Tenía
dos posibilidades, o filmar los ritos, las tradiciones
y las costumbres del país al que había venido, pero
en ese caso me volvería su esclavo, me iban a
dirigir y decirme: “Esto no es así, esto se hace
asá”. Así que inventé los ritos, pero con mucho
tacto porque los ritos inventados tenían que
parecerles posibles, admisibles. Inventé los dos
círculos, los hombres que están en torno al árbol de
las palabras, y del otro lado el círculo de las
mujeres, las mujeres toman la decisión y tienen
que enviar un niño para que les anuncie la decisión
a los hombres, y los hombres se tienen que levantar cuando llega el niño. En la realidad los africanos nunca hacen eso pero esto les dio la idea de
que sería posible y me preguntaron: “¿Y por qué
nos tendríamos que parar?”. “Porque llegó un ser
humano, porque está condenado a envejecer y está
condenado a sufrir, se va a volver como ustedes y
no importa que sea joven, ustedes se levantan”. Y
entendieron, pero una y otra vez les tenía que
volver a explicar. Hice una parábola sobre Georgia
y en Georgia dijeron que era la mejor película
sobre Georgia, sin embargo era sobre africanos…
EC: ¿Es posible enseñar el cine? ¿Cuál es el rol de
las escuelas de cine?
OI: Yo pienso que cada ser humano es un cineasta
potencial, y en las escuelas de cine lo único que se
puede aprender es lo que no se debe hacer, lo que
es malo, lo que es humillante y lo que es tonto. Una
vez que uno aprende lo que no hay que hacer
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