Cinéfilo 16 - Marzo 2014 | Page 44

Que tu alegría perdure sus climas estériles y sus miradas asépticas (exceptuando los momentos de candor que mencionaba en Que tu alegría perdure) La película de Côté tiene otro vuelo, aun así comparte con las otras dos ese particular determinismo que resulta de filmar personas que bien podrían ser otras y el resultado de la película sería el mismo. Con distintos grados de timidez a la hora de enunciar ideas, las tres usan una puesta en escena mecánica, que deja en su paso el retrato superficial de un montón de figuras humanas. Volviendo una vez más a la batalla simbólica sobre la que me advertía mi amigo, las tres películas son puntas de lanza para el bando de la resistencia, por la forma en la que son construidas y los procedimientos que utilizan. Son prestigiosas en el mundo en el que se mueven, el mundo semi-cerrado de los festivales de cine: Sacro Gra ganó el premio mayor del Festival de Venecia, De golfo a golfo viene con la bendición de Jean-Pierre Rehm, el gurú del documental contemporáneo; Que tu alegría perdure tuvo su estreno mundial 42 nada menos que en el Festival de Berlín. Con semejantes galones uno espera otra cosa de estas películas, un salto de calidad con respecto al estándar. A la hora de pensar y disfrutar el cine, encuentro tanto valor en propuestas tan distintas entre sí como la de Enemigos Públicos de Michael Mann, que sale desde el centro de la industria yanqui y no tiene un solo plano que dure más de cuatro segundos; y en los planos secuencia interminables de Béla Tarr. Viendo los espacios que ocupan algunas películas en festivales importantes (sea BAFICI, sea FICUNAM, sea FIDMarseille) pienso en otro efecto desagradable de la división de bandos: se sobredimensionan películas como resultado de la confusión que genera entender los procedimientos como si fueran logros estéticos por sí mismos. O peor, lo que existe es una entendible pero poco sana defensa corporativa. En ese momento tomo distancia del conflicto. Lo que mata al cine es la indiferencia. ██