Cinéfilo 16 - Marzo 2014 | Page 37

desplazamiento hacia la subjetividad. El rostro es esa persona que mira y ve, y de alguna manera es la construcción de esa subjetividad. Un rostro es, también, esquivo. Recuerdo que cuando empezamos El árbol yo había visto unos cuadros de Goya del mismo personaje en tres momentos de su vida, pasando quince, veinte años. Era terrible el paso del tiempo en ese mismo rostro. Uno veía y pensaba: “Pucha, esto es el tiempo”. Entonces yo creo que un rostro es también un lugar donde se depositan todos los tiempos, donde uno puede leer el tiempo. Pero insisto: no es nunca literalmente, no es el primer plano; es todas esas ideas a partir del concepto de rostro. Si lo pensamos intelectualmente, como posición estrictamente polémica (aunque uno no lo haga en la película, sino en la distancia), hay que ver la devastación tremenda que la televisión hizo del primer plano. Creo que el abuso del primer plano ha devastado el concepto de rostro, de alguna manera. Lo ha vaciado por la mueca. Allí también hay algo para pensar. ¿Cómo usamos el primer plano? En el cine es increíble esta posibilidad de acceder a una intimidad a partir de un rostro. Yo creo que esa intimidad es también la construcción de una subjetividad; nunca es la mueca. Se nota en tus películas un cineasta que está muy cómodo filmando espacios cerrados y abiertos. Cuando uno filma una casa las paredes siempre están quietas, los adornos en el mismo lugar, incluso la luz en determinados momentos del año funcionan más o menos de la misma manera. Pero en la naturaleza, en el bosque, en el rio, hay algo incontrolable, permanentemente en cambio. ¿Hay una pauta distinta a la hora de filmar la naturaleza en esos dos espacios? En principio, no podría trabajar en espacios donde no haya establecido previamente cierta familiaridad. Una especie de apropiación, previa a la realización de la película, que me permita estar cómodo en ese lugar. Es el punto de partida, sino no se puede: habría algo allí que no sabría cómo filmar. Es una apropiación de algo que podríamos llamar familiar. No en el sentido de la familia, sino de lo familiar, que está cargado también de otra tensión. Porque si yo pienso en mi casa natal, donde vivieron muchas generaciones, eso familiar es también siempre el ámbito de lo siniestro. Es el ámbito de lo conocido, pero también de lo desconocido. Entonces son lugares cargados de tensión, pero de los cuales puedo hacer una apropiación. En segundo lugar hay algo que me interesa mucho, y es urgir la mirada, obligar la mirada a ver de nuevo lo que ya fue visto. Y esto sí es como parte de un programa, porque estoy convencido de que uno, obligado, ve otra cosa. Y empezás a ver por detrás, por detrás, por detrás, y cada vez se rompen más las apariencias de lo que se ve. Es como Juanele, cuando vuelve a su Entre Ríos natal, a su Gualeguay, a su Paraná, lo hacía como parte de un sistema y un programa, convencido de que lo que tenían sus ojos era inagotable. Que lo que se podía mirar en eso ya mirado siempre era algo nuevo. Para mí hay en los espacios una especie de búsqueda en ese sentido, también. Mis películas son distintas no sólo por lo que se cuenta, sino por lo que se ve en esos espacios. Por supuesto esto es mérito de un grupo, es mérito de todos los que realizan la película. Hace unos años estuviste en Córdoba, e insistías sobre lo que significa narrar en términos de brindarle al espectador espacio no sólo para que siga lo que uno le está contando, sino que pueda encontrar otras cosas ahí. ¿Qué entendés vos por narración? No tengo una definición, aunque tengo claro lo que me interesa narrar, o las narraciones que me interesan. Siempre me interesaron las historias muy pequeñas pero con muchos intersticios, llena de agujeritos, que permite distanciar los puntos de la historia para observar en el medio. Historias chiquitas que permitan ir más allá de ellas, y buscar otras cosas. La potencia de la narración está fundamentalmente en lo sugerido; no en lo que está dicho sino en esa tensión entre lo que está dicho y lo que no está dicho, en lo que hay qu