C(h)arácter Vol 3 September-October 2013 | Page 88

C(H)ARÁCTER Sé que no es la llorona, porque me hubiera llevado a mi, sé que no es la patasola porque solo hubiera matado a mi apá, no es Don Fito que tanto odiaba mi amá por llamarla calentadora y guaricha, porque don Fito es panzón. ¿Será el mohán? ¿Será el mohán quien asesinó a mis taitas y luego se sentó a mirar en la oscuridad? ¿Será el mohán que dejó algo escrito en la pared con la sangre de mis taitas? Eso no lo sé. Ya son las cinco de la mañana, ya no oigo a mi apá quejándose. Estoy bajo la cobija que se encontró mi amá en la calle y aún siento su presencia. Siento que está ahí pero sé que él no sabe que yo estoy aquí; eso me pone sobre él. Más que miedo, siento curiosidad por saber qué está escrito en ese pedazo de cartón que actúa de pared, escrito con la sangre de mis taitas por el asesino de ellos. Sólo intento reunir los cojones suficientes pa’voltiarme y saber qué está escrito y pa’ saber si esa cosa sigue ahí. Por fin salí de mi guarida, 48 minutos después (los he venido contando), y lo vi. Estaba en la misma silla, viendo a los ojos abiertos y sin vida de mis taitas. Él no sabe que estoy aquí. De eso estoy seguro, pronto recordé el escrito ensangrentado que ya se había hecho reconocible. Lo encontré con la mirada y lo leí: “Sé que estás ahí.” 88