C(H)ARÁCTER
para engañar conseguiría un novio. Así apareció Iván en nuestras vidas. Por meses
Ángela vivió con ambos una aventura de amor, hasta que hace algunos días me confesó
que se pondría sería en su relación con Iván, pues él le acababa de pedir matrimonio, y
nuestro amor de tantos años acabaría por un mero espejismo. Cargado de odio y rencor,
descontrolado y fuera de mí, engañé a Ángela para encontrarnos en un bar, tomé un bate
y una vieja cuerda de nuestros viajes de montañismo y antes de que llegara al falso
encuentro la ataqué por la espalda y acabé con su vida. Escogí la cuerda porque años
antes esa misma cuerda había intentado robarse los alientos de mi hija en una caída libre
en Australia y decidí que sería esa misma cuerda la que cumpliría nuestros destinos.
Escondí toda evidencia y pretendí que no me importaba, pero había acabado con el amor
de mi vida y más que eso con la niña de mis ojos, con la frágil niña que antes cargué en
mis brazos. La pena y la culpa me mataban por dentro, pero yo fingía y esperaba que el
dolor pasara. Empezó una investigación y me di cuenta que el detective, por su fama y
prestigio, podría acercarse a la verdad, sin embargo me despreocupé por algún tiempo
pues el detective parecía no haber encontrado nada en casa. Sentí un regocijo enorme
cuando el detective ojeó una foto en la que aparecía un amigo de infancia de Michael
porque seguro lo confundiría con un novio de Ángela y se extendería el caso, además
que Alex interrogó a Iván; en fin el investigador estaba confundido. Pero luego de un par
de horas la intranquilidad me llevó a hacer un crimen con las mismas características del
primero. Fui a un barrio cercano y ataqué por la espalda a un joven de apariencia latina.
Lo ahorqué e hice una nota para que creyeran que el asesino era esporádico y nada
tenía que ver con mi hija. Sin embargo cuando el cuerpo cayó sentí que era el peor de los
hombres y me di cuenta que mi vida no tenía sentido alguno. Escribí la nota
profundamente triste dándome cuenta de que sin mi hija mi vida no iba para ningún lado.
Caminé directo a casa y me encerré en mi estudio a escribir esta carta con la que
pretendo que entiendan mi verdad y por qué hice las cosas que hice y aquí mismo me
despido para reunirme con mi hija en el lugar que viene luego de este oscuro misterio que
es la vida. Termino, sobran más palabras. Solo quiero que se sepa que yo la amé... la
amo sin poder controlarme; es algo que va más allá de mis facultades. Pido al cielo que
ojala algún día mi santa esposa y mi adorado hijo puedan perdonarme.”
Firma: ??? MASA: Marco Ama a Su Ángela ???.
Profundamente conmovido Alex guardó la carta en el bolsillo derecho de su gabardina,
decidido a atesorarlo por siempre como una poesía de tragedia romántica. En las últimas
líneas de lectura a Wayman se le quebró la voz. No entendió de donde salía tanta
cursilería en él, el más experimentado de los detectives. Minutos después llegaron Iván y
Michael que habían salido a desahogarse y se encontraron con la tétrica escena que
nadie se había encargado de recoger.
-Caso resuelto - terminó con tono sombrío, pues el caso lo había dejado reflexivo, el
detective Alexander Wayman saliendo del hogar Smith, intentando imaginar cómo se
siente un amor como el de Marco por su hija. Con intención de olvidar el caso de Ángela
entonó una canción movida de romance y fingió facciones alegres. Interrumpió su
canción para concluir, frente a su compañero, que el amor sincero lastima.
- ¿Cómo así? - preguntó Luis sin más palabras para modular.
- Bien... No lo sé, pero lo que sí sé es que en esta ocasión no quiero averiguarlo.
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