C(h)arácter Vol 3 September-October 2013 | Page 74

C(H)ARÁCTER Noté la mano sudorosa de Felipe cuando al saludarme se disculpó y dijo que era porque tenía guantes y se los acababa de quitar. Supe que los había tenido puestos en el restaurante hasta el momento en que yo llegue, pues una testigo, la señora extranjera que venia de Colombia, María Inés me confirmo que él, cuando murió su padre, manotea con sus guantes elegantes puestos. Me llamó la atención que el asesino botara los guantes tan finos en el restaurante haciendo todo un espectáculo, pensé entonces que se estaba deshaciendo de alguna evidencia, y cuando pasé de nuevo por el restaurante los recogí y entregué al forense quien me confirmó que tenían restos de ántrax. Sin embargo, Felipe cometió un error aún peor. Se olvidó de colocar a tiempo el veneno en el bolso de Maya y solo pudo hacerlo cuando ya no tenía los guantes puestos, y amablemente le pasó a Maya el bolso antes de que se la llevaran a la estación. Por esto con urgencia salió a lavarse las manos después de despedirse. Y gracias a esto cuando analizamos el frasco encontramos una huella digital que no coincidía con las que le habíamos tomado a Maya. Cuando Felipe me acompañó a la estación y le ofrecí un vaso con agua, hice analizar las huellas del mismo y coincidían exactamente con la encontrada en el frasco. Señores y Señoras del jurado, les pido la máxima condena para Felipe. -6La despedida Unos días más tarde Maya va a la cárcel y se despide de Felipe diciéndole que ella lo perdona por haberla tratado de inculparla. Le dice que lo que él nunca podrá probar es que ella sabía todo lo que estaba tramando. Que desde que lo conoció supo que él no se resistiría a compartir la plata, haciendo el plan para matar a su padre y tratar de culparla a ella, plan que ella había imaginado cuando él le sugirió hablar con el Señor Soft para manejar las empresas lo que sabía que lo enojaría, y cuando vio cada día más enfermo a su marido a pesar de los cuidados de su hijo, y por lo cual hizo que el fuera a donde había muerto el Señor Soft, y que se quitara los guantes en el restaurante, buscando que él dejara algún tipo de evidencia, y que ahora las cosas habían funcionado a su favor, como siempre. Lo miró a los ojos y dijo “qué ironías, ahora soy yo quien disfrutará de la herencia de tu padre que tú no me quisiste compartir, siendo yo ante todo el mundo una víctima tuya y una completa inocente”. Y diciendo esto salió con su ropa y joyas nuevas presumiendo. 74