BRUJULA CIUDADANA Inseguridad y corrupción ¡YA BASTA! | Page 40

Brújula Ciudadana 91 38 La pregunta entonces es: ¿Por qué se instaura como parte central del discurso político el concepto de “coordinación”, siendo que ésta se encuentra ya debidamente plasmada en nuestros ordenamientos jurídicos como una obligación legal? Parecería más bien que el gobierno federal construyó un eslogan el cual, por sí mismo, no sustituye una responsabili- dad compleja que incluye la modernización de las instituciones responsables de la seguridad pública en los tres órdenes de gobierno, y enfrentar a la criminalidad con capacidades crecientes de investigación, inteligencia y operación. A pesar de errores e insuficiencias, ya había un camino recorrido. Durante la presidencia de Vicente Fox se creó la Secretaría de Se- guridad Pública, la cual absorbió a la Policía Federal Preventiva, misma que, en el sexenio del presidente Felipe Calderón, se trasformó en la Policía Federal. Fue en esos años que se dio, tanto un importante crecimiento cuanti- tativo, pasando de 12 mil a 36 mil elementos, como una evidente evolución cualitativa, basado en un modelo de operación policial, sustentado en el ciclo de inteligencia; es decir, en la planeación, el acopio de información, su análisis para la generación de inteligencia y la operación policial para explotar dicha inteligencia y generar nuevos ciclos sucesivos. Fue en ese entonces cuando se construyó, además, un sistema de interconexión y aco- pio de información a nivel nacional a través de Plataforma México. ¿Qué ha pasado este sexenio? La misión de supervisión del desarrollo policial a cargo del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, también dependiente de la SEGOB, quedó trunca. Cualquier mirada, aunque sea superfi- cial, al estado que guardan las corporaciones estatales de policía da cuenta del deplorable estado en que se encuentran. No es extraño encontrar evidencia de manejos irregulares, incumplimiento de metas o subejercicio de recursos en varios estados, y nunca ha ha- bido acciones para establecer correctivos ni sanciones. Mientras tanto, los policías cumplen jornadas laborales frecuentemente irracionales y perciben salarios insuficientes; muchos no reciben las prestaciones sociales mínimas, como un seguro de vida o fondo de pensión o de vivienda; hay policías que tienen que pagar por sus uniformes, mu- niciones, o la reparación de las patrullas; muchos no cuentan con equipo adecuado; hay cuerpos de policía que durante muchos años no han otorgado promociones o que incluso no cuentan siquiera con una carrera de policía digna del nombre. En cuanto a la profesionalización, nuestros policías reciben escasa capacitación pues, aun cuando se les