BRUJULA CIUDADANA Inseguridad y corrupción ¡YA BASTA! | Page 12

Brújula Ciudadana 91 10 Aunado a este incremento de delitos, se tiene que el 91% de los crímenes queda en impunidad, de acuerdo al Instituto para la Economía y Paz, en su reporte sobre el “Ín- dice de Paz en México” a principios de año. Al mismo tiempo, tenemos continuas agre- siones a periodistas y defensores de dere- chos humanos. Estos actos atentan contra la esencia misma de la democracia; ante la imposibilidad de un libre y seguro ejercicio de sus profesiones el derecho a la informa- ción y la rendición de cuentas se desvanece, debilitando a la ciudadanía misma. Mientras, aquellos que aún reportan y actúan son asesi- nados o desaparecidos. Sólo en este sexenio han sido asesinados 36 periodistas, a cifras de mayo 2017. Según datos de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra’ad al-Hussein, sólo el 6% de los asesinatos de periodistas en México están resueltos. La alta impunidad revela la gravedad del atropello democrático y de justicia que se vive en el país; favorecien- do a quienes cometen los actos de violencia. Militarización, una estrategia reactiva que genera más violencia Ante esta seria y recurrente violencia, dife- rentes estrategias fueron implementadas a nivel federal y estatal, entre ellas destaca, de forma negativa, la militarización. En CAD- HAC, estamos convencidas que la solución no se encuentra en la guerra. Una estrategia de militarización es solamente un paliativo que no resuelve el problema desde su origen, se convierte en una respuesta reactiva, que lejos de fortalecer el Estado de Derecho, las instituciones democráticas y a las fuerzas de seguridad pública, genera un grave aumento en la violencia y en la violación de derechos humanos. La experiencia nos ha mostrado que la mi- litarización como recurso para prevenir los delitos no es lo más efectivo. Con base a estadísticas del Instituto Belisario Domínguez en su estudio “Seguridad Interior: elementos para el debate”, se comprobó que la tasa de homicidios incrementó un 50% en los estados en que las Fuerzas Armadas inicia- ron operativos conjuntos, comparado con el resto del país. En el 2007 se tenían 400 quejas contra presuntas autoridades violado- ras de derechos humanos ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, dos años después del ingreso de las fuerzas armadas a las calles, éstas habían incrementado a 1,800 sólo en la Secretaría de Defensa Nacional. Entre las mayores acusaciones se tienen: detenciones arbitrarias, tratos crueles, cateos y visitas domiciliarias ilegales. A diez años de la militarización, y teniendo en la puerta la aprobación de la Ley de Seguridad Interior,