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y realidades sobre la votación desde el extranjero
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cialistas, seis años antes, habían señalado, de
acuerdo a dos investigaciones, que un 21%
de la población migrante en edad de votar
tenía credencial.
Las cuentas alegres de algunos investigadores
y políticos de turno aducían que podrían
votar entre 2 y 4 millones de mexicanos
radicados en el exterior. Lo que podría sig-
nificar, según ellos, que los que habían salido
voluntaria o forzadamente del país pudieran
definir la elección.
El cómputo final de 2006
dejó mucho que desear.
En total se registraron,
o se pudieron registrar,
40,876 personas, de las
cuales finalmente votaron
sólo 32,623. La razón que
esgrimían los activistas del
voto, como responsable del
fracaso, era el voto postal, los
complicados procedimientos
para registrarse y la
imposibilidad de obtener una
credencial en el exterior.
Para el 2012 se repitió el experimento del
voto postal y se volvió a insistir en que fuera
por “correo certificado”, lo que complicó
sobre manera el procedimiento. Se trataba
de una medida de seguridad, basada en el
alto grado de desconfianza que es caracte-
rístico de los partidos políticos, en todas sus
versiones. El resultado fue similar, a pesar del
gran costo y esfuerzo desplegado. En total
se registraron 59,115 personas y llegaron a
votar tan solo 40,737.
En aquella ocasión un estudio realizado por
investigadores de varias universidades (CIDE-
UdG, Mora, ITAM) estimó que en 2010 exis-
tían 3.5 millones de credenciales en manos de
los migrantes radicados en Estados Unidos, el
98% del total de la población radicada en el
exterior. No obstante, más de la mitad (51%)
eran credenciales vencidas, conocidas como 03.
En esta ocasión, de manera oportuna, los
legisladores anticiparon la catástrofe y per-
mitieron que los migrantes que quisieran
votar, pudieran hacerlo con las credenciales
que ya habían caducado. Se adujo que la
mayoría de los migrantes no podía regresar a
sacar, o renovar una credencial, el trámite era
tardado, por lo que se consideró necesario
hacer esta excepción.
Como quiera, los resultados fueron otra
vez decepcionantes en cuanto a números,