BRUJULA CIUDADANA El Ejecutivo y su curva de aprendizaje | Page 8

Brújula Ciudadana 107 6 inscribir a la actividad productiva en una senda clara de crecimiento y de elevación del bienestar de la población. Si alguna promesa caló hondo en el electorado mexicano fue la de adoptar un modelo económico distinto al que prevaleció desde mediados de los años ochenta. Así, en la narrativa del nuevo gobierno, el neoliberalismo fue presentado como el origen y la explicación de prácticamente todos los males del país, desde el lento crecimiento económico hasta la corrupción y la inseguridad. En este marco, no es de extrañar que el presidente López Obrador haya decretado la muerte del neoliberalismo. Pero la pregunta que se impone es qué significa la muerte del neoliberalismo, cómo se manifiesta y hasta qué punto es total. Para empezar, no se puede ignorar que, en casi dos décadas, el discurso del presidente López Obrador ha sido consistente en su denostación del neoliberalismo y en sus expresiones de simpatía hacia muchos de los principios del viejo nacionalismo revolucionario. De entrada, se muestra partidario de aumentar el papel del Estado en la economía, particularmente en áreas como la industria energética; para él, la función del Estado debe ir más allá de su papel regulador y creador de condiciones idóneas para el buen desempeño de la economía; por el contrario, la idea es que el sector público se convierta en centro ordenador y motor del desarrollo. Se trata de una visión estatista que, al menos en el discurso, choca frontalmente con la experiencia reciente. No obstante, a pesar de inclinaciones estatistas y nacionalistas, el presidente no parece estar en condiciones de romper con algunos de los principales paradigmas del modelo neoliberal. La mexicana es una economía abierta, cuyos sectores más dinámicos y modernos están conectados con el merca- do mundial; tiene acuerdos de libre comercio y protección de inversiones