BRUJULA CIUDADANA El Ejecutivo y su curva de aprendizaje | Page 59

4) C ombate a la corrupción 57 Reflexionemos por un momento en lo que significa no contar con un Sistema Nacional Anticorrupción o que en los hechos no se le tomara en cuenta. Desde su independencia en 1810, México ha pasado por múltiples consti- tuciones, formas de gobierno y programas de desarrollo. Como ciudadanía y como gobier- no, nos quejamos mucho de que no se ha he- cho lo suficiente para combatir la corrupción y dudamos de nuestras instituciones. Estamos, por ello, en un momento decisivo: si el nuevo Gobierno de la República no otorga al Sistema Nacional Anticorrupción la importancia que posee como el único programa transexenal y planificado contra la corrupción, que ha sido construido en la historia de nuestro país, repetiremos la misma fórmula del fracaso probada los últimos 210 años. El objetivo es caminar juntos En el informe más reciente de Latinobaró- metro (2018), se dio a conocer que existen siete países de la región, donde la corrupción se halla en el primero o segundo lugar de las prioridades nacionales. Entre estos países, se encuentran los más poblados del sub- continente, a saber, Colombia, Perú, Brasil, México, Paraguay, República Dominicana y Bolivia. Del mismo modo, se reportó que independiente del lugar en que la corrupción se ubique como problema nacional, subsiste la idea de que el “aumento de la corrupción no cede”. Para decirlo con exactitud, en 2017 un 62 por ciento de los latinoamericanos afir- maron que la corrupción había aumentado. El año pasado, por si fuera poco, la cifra se elevó a un 65 por ciento. El caso de México es representativo de esta percepción antes descrita, de que la corrup- ción es un problema creciente. Durante los seis años del gobierno del presidente Peña, el país descendió 33 lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción. Ahora le tocará a AMLO evaluar su primer año de gobierno. Para que su gestión tenga resultados po- sitivos, que justifique por qué fue votado masivamente el 1 de julio de 2018, el nuevo gobierno tendrá que pasar del discurso a los hechos, obtener resultados positivos, evitar caer en vicios y errores del pasado y ello sucederá si se acompaña en la lucha con el SNA. Puede ser que mi deseo de lograr que un órgano autónomo y ciudadano como el SNA se acerque y sea aceptado como aliado en una misma lucha contra la corrupción por el presidente sea algo optimista. Pero quizá sea eso lo que nos haga falta: optimismo. Desgraciadamente, hablando del combate a la corrupción en México, hay ya, por des- gracia, muchas voces pesimistas.